Hoy me desperté cantando
“Se fue”, de Laura Pausini. Tenía pensado revelarle a mi madre todo lo que
había averiguado en relación a las verdaderas intenciones de mi padre. En realidad,
no tenía mucho más que un puñado de sospechas y presunciones, no sabía con
exactitud qué era lo que estaba tramando, pero supuse que informarle que las
demás mujeres de mi viejo estaban en la ciudad bastaría para que mi vieja
hiciera un escándalo.
Había decidido
esperar hasta las cuatro o cinco de la tarde, que era la hora en la que mamá
solía despertar de la siesta, pero no me aguanté y, ni bien terminé de
desayunar, a eso de las diez y media, marqué el número de su casa en mi
celular. Sonó una vez, sonó dos veces, estaba sonando una tercera cuando la
interrupción del tonó me indicó que alguien había levantado el tubo.
—¿Hola? ¿Mamá? —pregunté,
pero nadie respondía.