domingo, 30 de junio de 2013

Día 181 - Vicky la Loca

Hoy me desperté cantando “Sábado a la noche”, de Juana la Loca y, como el dj en mi cabeza se pasó la semana haciéndome cantar una canción relacionada con el día en el que estábamos viviendo, di por hecho que era sábado. Me levanté cerca del mediodía, descongelé comida para Samuel y para mí, y lo desperté para que almorzáramos. A las trece y cuarenta y siete sonó mi celular. Era Vicky. Atendí.
—Decime una cosa, pelotudo —me dijo— ¿pensás hacerme esperar mucho tiempo más?
—¡Epa! ¿Qué pasa? ¿Por qué tan enojada? —le pregunté.
—¡Ah! ¿Encima de que te olvidás del almuerzo me tomás el pelo?
—¿Eh? ¡No! ¿Qué? ¿Cómo me voy a olvidar, corazón? Pero habíamos quedado para mañana, domingo.
—¡Corazón las pelotas! ¡Hoy es domingo, pelotudo! ¡Vení rápido a buscarme u olvidate de mí! —dijo y me cortó.

sábado, 29 de junio de 2013

Día 180 - Es una linda mujer

Hoy me desperté cantando “Sábado”, de Divididos. Ahora que no está Luján, y que nadie se encarga de prepararnos el desayuno, Samuel y yo estamos durmiendo hasta después del mediodía. Hoy no fue la excepción. Después de levantarnos, pasamos varias horas sin hacer nada, aguardando cada uno a que el otro se dignara a descongelar algo de comida para el almuerzo. Con el correr del tiempo, el hambre comenzó a afectar mi determinación y, algo mareado, me di cuenta de que, con tal de no hacer nada, Samuel podría aguantar días y más días sin alimentarse. Entonces hice lo que un verdadero hombre habría hecho en mi lugar: bajé hasta el kiosco y me compré un pebete de salame y queso.

viernes, 28 de junio de 2013

Día 179 - Pichón de Schwarzenegger

Hoy me desperté a las tres de la mañana cantando “Viernes 3 AM”, de Serú Girán. Le agradezco al dj en mi cabeza por permitirme saber qué día de la semana estamos viviendo, más ahora que no está Luján, que era el que manejaba ese tipo de información, pero no creo que fuera necesario despertarme tan temprano por el tonto capricho de que la hora del comienzo de la canción coincidiera con el título. Por más que lo intenté, y a pesar de que el verlo trabajar a Luján durante todo el día anterior me había producido mucho cansancio, no conseguí volver a dormirme. Como no tenía nada que hacer (ni siquiera podía ponerme a contemplar el afiche de Daniel Amoroso, porque para hacerlo habría tenido que encender la luz y habría despertado al último de mis convivientes), dediqué las horas que me separaban del amanecer a estudiar a Samuel, que dormía en la parte baja de la cama marinera que compartimos.
Me llamó la atención que durmiera tan plácidamente cuando la persona con la que compartía tantas cosas se había ido a vivir al conventillo cuyo encargado era el mismo hombre que lo había privado de su libertad. ¿Sería que este tipo no quería a Luján tanto como aparentaba, sino que se había dedicado a alimentar esa idea en mi primo nada más que para aprovecharse de su bondad y del sinnúmero de talentos que componían su personalidad?

jueves, 27 de junio de 2013

Día 178 - Luce como que alguien...

Hoy me desperté cantando “Otro jueves cobarde”, de Los Caballeros de la Quema. Cuando me levanté, mi primo Luján, de Luján, ya tenía preparado el desayuno, pero de todos modos seguía cocinando. Supuse que estaría preparando un plato muy elaborado para el almuerzo y que ese era el motivo por el que había comenzado tan temprano. Sin embargo, una vez que la comida estuvo lista, la puso en un tupper y guardó el tupper en el frízer. Después lavó los elementos que había utilizado y se puso a cocinar de nuevo. Samuel y yo lo veíamos hacer mientras tomábamos el desayuno.
—Luce como que alguien se levantó con las gallaretas voladas —me dijo el hombre sin “p”.
—Si sigue así, en dos días abrimos un restorán —le dije.

miércoles, 26 de junio de 2013

Día 177 - El poroto en el frasco

Hoy me desperté cantando “Miércoles”, de Panda. Aunque no sea valiosa la contribución que está haciendo, me alegra que, en lugar de fastidiarme, el dj en mi cabeza esté intentando prestar un servicio a través de las canciones que elige para que cante. Al menos ahora no tengo la necesidad de ponerme a pensar qué día es el que estamos viviendo. Son veinte minutos diarios que puedo dedicar a otra cosa. Esta mañana, por ejemplo, los aproveché para desayunar tranquilo. Me tomé mi tiempo para untar manteca en las tostadas y tomé el té con absoluta calma.
Al parecer, a Samuel y a mi primo Luján, de Luján, los ponía nerviosos mi parsimonia. Por algún motivo, estaban impacientes. No había terminado de revolver mi té y ellos ya estaban parados junto a la puerta y con sus camperas puestas.
—¿Qué pasa? ¿Adónde van? ¿Qué esperan? ¿Por qué tienen tanta prisa? —les pregunté.

martes, 25 de junio de 2013

Día 176 - Es sangre de su sangre (el Plan Maestro)

Hoy me desperté cantando “Ruby Tuesday”, de The Rolling Stones. Poco a poco voy resignándome a la idea de que Vicky peleará contra “La Mole Moni”, sin importar lo que yo haga o deje de hacer. Está bien. Haberlo aceptado fue como quitarme un peso de encima y, a partir de entonces, pude pensar con mayor claridad respecto a la mejor manera de afrontar todo lo que me espera en los próximos días. Me resulta increíble que, cuando una buena idea surge casi desde la nada, en lugar de felicitarme a mí mismo por la ocurrencia, me reprocho el que no se me haya ocurrido antes.
Esta mañana, mientras desayunábamos, Luján me informó que nos estábamos quedando sin cannabis y que lo que quedaba apenas alcanzaría para cubrir la próxima excursión.
—Bueno, tendrán que ir a comprar más —les dije.

lunes, 24 de junio de 2013

Día 175 - En la vida real

Hoy me desperté cantando “Lunes otra vez”, de Sui Generis. Dudo que haya sido su intención, pero el dj en mi cabeza me hizo un favor al elegir esa canción, porque, tras un fin de semana de cuatro días, no sabía con exactitud qué día de la semana estábamos viviendo. Luego de pensarlo profundamente, he decidido que mientras Vicky ejercite la parte física, no presenciaré sus entrenamientos, porque si bien me produce muchos celos el hecho de que pase tanto tiempo a solas con Arnoldo Jorge Negri, sé que, como consecuencia de mi inseguridad, mi presencia la pone nerviosa y le impide concentrarse en los ejercicios. Aunque muero de ganas de pasar tiempo con ella, estoy convencido de estar haciendo lo correcto, porque cuanto mejor preparada llegue a la pelea, más probabilidades habrá de que no salga lastimada.

domingo, 23 de junio de 2013

Día 174 - Por regla general

Hoy me desperté cantando “Mediodías con amor”, de Alejandro Lerner. Me levanté con una sensación de apremio consecuencia, creo yo, de la necesidad de encontrar la manera de impedir que la revancha entre Vicky y “La Mole Moni” terminara convirtiéndose en una masacre. Después de desayunar, me bañé y salí a recorrer la ciudad en la furgonetita. Es cuando paseo sin un rumbo fijo cuando se me ocurren las mejores ideas. Bueno, supongo que los domingos la cosa no funciona del todo bien, porque lo único que se me ocurrió fue contactarme con el mimo para que me revelara detalles del entrenamiento de La Mole.
Era muy probable que por ser domingo fuera, en algún momento de la tarde, a hacer su rutina a Plaza Francia, pero yo no estaba en condiciones de esperar tanto tiempo. Necesitaba verlo cuanto antes y sacarme de la cabeza, o pasar al menos a un segundo plano, la preocupación por la integridad física de mi amada. En el conventillo no podía buscarlo, porque ya había estado ahí el viernes y no había sido recibido de la mejor manera. Además, si preguntaba por él, iba a levantar sospechas en relación a mis intenciones y, con justa razón, el rival podría conjeturar que le teníamos miedo. Si el mimo estaba en el conventillo, no me quedaría más remedio que esperarlo en la plaza a la tarde, pero la intuición me decía que posiblemente estuviera en otro lugar con el que yo estaba familiarizado.

sábado, 22 de junio de 2013

Día 173 - El golpe bajo

Hoy me desperté cantando “Té para tres”, de Soda Stereo. No sé si la canción lo habrá inspirado o si fue algo fortuito, pero mi primo Luján, de Luján, nos deleitó con una gran variedad de tés en hebras para el desayuno. Había un clima especial. Comíamos en silencio. Entre sorbo y sorbo, Samuel y Luján intercambiaban miradas, que no fui capaz de descifrar, por encima del borde de las tazas, y reían, a cada rato reían, como si fueran dos purretes que acababan de hacer una travesura. No sé qué es lo que les sucede. Se la pasan cuchicheando y comportándose como dos marmotas. ¿Estarían tramando algo? No tenía tiempo para averiguarlo. Necesitaba tener una charla con Vicky para convencerla de suspender la pelea.
Estacioné la furgonetita frente a su casa y toqué timbre. Me atendió el padre, un poco enojado porque lo  hubiera molestado durante la mañana de un sábado, pero ansioso por presumirme, una vez más, su tasa de mejor padre del mundo.
—¿Está Vicky? —le pregunté.

viernes, 21 de junio de 2013

Día 172 - Nos vemos en el pesaje

Hoy me desperté cantando “Hacer un puente”, de La Franela. Ni bien terminé de desayunar, me bañé, me vestí y fui a buscarla a Vicky. Como en esta primera etapa de la preparación para la revancha contra “La Mole Moni” está poniéndose a punto en el aspecto físico y todavía no nos metimos de lleno en la parte boxística, la dejé en el gimnasio con Arnoldo Jorge Negri y me fui a ocuparme de otro asunto.
Reconozco que me disgusta sobremanera la idea de que pase el día entero con el Gigante Musculoso, pero antes que mis celos está su salud, y decidí que tengo que reunirme con Héctor “Bicicleta” Perales para, si no consigo suspenderla, al menos lograr que las condiciones de la pelea sean más equitativas, porque, en la situación actual, mi amada corre el riesgo de resultar seriamente lastimada.

jueves, 20 de junio de 2013

Día 171 - Caiga quien caiga

Hoy me desperté cantando “Que me pisen”, de Sumo. Anoche, una vez concluido el entrenamiento, Vicky y yo íbamos a ir a una nueva sesión del Grupo de Contención y Rehabilitación para Ex Asistentes a Grupos de Ayuda para Gente con Problemas Pelotudos, pero como está muy abocada a su entrenamiento y estaba tan agotada, decidí que lo mejor sería que descansara bien. La llevé hasta su casa y fui solo a la reunión.
La pelea de Vicky me tiene muy preocupado, más tras haber visto el tamaño de “La Mole Moni”. Tan preocupado estoy, que en lugar de ayudar a los Pelotudos con sus Problemas, dediqué la hora entera a hablarles acerca de mis miedos e inseguridades. El estado de ensimismamiento en el que me encontraba, me impidió prestar atención a lo que hacían mientras yo hablaba, y recién al finalizar la sesión noté que la mayoría de los asistentes se habían marchado y que sólo permanecían allí el Pelotudo Irónico, cuyo nombre es Pascual, y el Pelotudo Superficial, cuyo nombre es Baldomero.

miércoles, 19 de junio de 2013

Día 170 - La novia se hace esperar

Hoy me desperté cantando “Sólo un momento”, de Vicentico. Ni bien terminamos de desayunar, les dije a Luján y a Samuel que almorzaría en lo de mi madre, porque no quería que supieran que iría al conventillo de Héctor “Bicicleta” Perales a definir los detalles de la revancha entre su pupila y la mía. A los pocos minutos, estacioné la furgonetita Volkswagen en la puerta de la casa de Vicky. En la puerta, Arnaldo Jorge Negri parecía estar esperando a que alguien le abriera.
—¿Qué hacés? ¿Ya golpeaste? —le pregunté.
—Sí, hace como quince minutos —me respondió.
—¿Y?
—Nada, el padre me dijo que Victoria se cambiaba y salía… La novia se hace esperar… je.
¿Cómo? ¿Este tipo sabía que Vicky es mi novia? ¿O acaso está saliendo con él y conmigo al mismo tiempo?
—¿Qué novia? ¿Qué sabés? ¿Por qué dijiste eso? —le pregunté.

martes, 18 de junio de 2013

Día 169 - La misiva

Hoy me desperté cantando “Como bolita”, de Cantaniño. Hacía sesenta y seis días que no despertaba cantando una canción infantil. Me pregunto cuánto habrá influido en esta regresión la negativa de Vicky a mi propuesta de vivir juntos. Para colmo, mi amada no vino a desayunar, porque mi primo Luján, de Luján, le preparó viandas congeladas que cubren todas las comidas de los próximos treinta días, para que, sea cuando sea la pelea, ya no se preocupe por su alimentación. Mientras Samuel, Luján y yo desayunábamos en el más absoluto de los silencios, sonó el timbre. Sin esperar que uno de mis convivientes se ocupara del asunto (porque cada uno tiene sus responsabilidades, y así como Luján cocina, plancha, limpia y lava los platos y la ropa, a mí me toca encargarme de atender cada vez que alguien llama a la puerta de calle o a la del monoambiente), caminé hasta el portero eléctrico y pregunté:
—¿Quién es?

lunes, 17 de junio de 2013

Día 168 - El mejor papá del mundo

Hoy me desperté cantando “Vivamos juntos”, de Jadiel. Tras un fin de semana que había sido pensado como la oportunidad de sumar tiempo juntos y a solas con mi amada Vicky y que terminó convirtiéndose en un infierno, llegó el momento de volcarnos de lleno en la preparación de la revancha contra “La Mole Moni”. Unos minutos antes del amanecer, me levanté, me bañé y fui a buscar a Vicky para que desayunara con nosotros en el monoambiente, porque, asesorado por una estudiante de nutrición que es compañera suya en la murga itinerante “Los Piantavotos de Ituzaingó”, Luján diseñó una dieta para que llegue en óptimas condiciones al combate.
Sin reparar en lo temprano que era, toqué timbre. Usando un piyama celeste, una bata y pantuflas, el padre de Vicky me abrió la puerta.

domingo, 16 de junio de 2013

Día 167 - Desde que tú te has ido

Hoy me desperté cantando “Mrs. Robinson”, de Simon and Garfunkel. Ayer, mientras los demás peleábamos por llamar su atención, Vicky aprovechó la visita al Tigre para promocionar nuestro proyecto turístico “El Pasea Porros” y cerró una excursión para hoy, domingo, con un contingente de turistas ingleses. Bien temprano a la mañana, Luján, Samuel y yo fuimos a buscarla en la furgonetita Volkswagen. Llegamos a la casa de su padre y vimos que, parado frente a la puerta, estaba Arnoldo Jorge Negri. ¿Qué hacía ahí?
Luján bajó corriendo, con la furgonetita todavía en marcha, y gritando su nombre saltó a sus brazos. Samuel bajó detrás y le estrechó la mano. Yo estacioné, bajé y le pregunté:
—¿Qué hacés vos acá?

sábado, 15 de junio de 2013

Día 166 - Un paseo de dos por cuatro

Hoy me desperté cantando “Lejana tierra mía”, de Gardel y Le Pera. Teniendo en cuenta que nos espera un periodo de intenso entrenamiento, le propuse a Vicky que nos tomáramos este fin de semana para descansar y disfrutar, y que aplazáramos para el lunes el comienzo del entrenamiento. Llegó a casa después del desayuno y nos pusimos a preparar las cosas para ir a pasar el día al Tigre. En un principio, había considerado la posibilidad de pedirle a Luján que nos preparara una canasta de picnic, pero desistí, porque era evidente que no había asimilado la partida del mimo de la mejor manera y hasta creo que en algún punto me culpa a mí por todo lo sucedido.
Desde que confirmamos la pelea, Vicky está sumamente ansiosa. Se le nota. Mientras decidíamos qué llevar y qué no llevar a nuestro paseo por el Puerto de Frutos, no podía quedarse quieta.
—¿Dónde tenés la escaladora? —me preguntó— Pedile a Luján que la arme así a la vuelta la uso. No puedo estar dos días sin hacer nada.

viernes, 14 de junio de 2013

Día 165 - El interrogatorio

Hoy me desperté cantando “Preguntas”, de El Canto del Loco. Ni bien terminé de desayunar, la llamé a Vicky y le pedí que fuera a la plaza que está a dos cuadras del monoambiente, donde nos juntaríamos a entrenar.
—Pero había quedado con Arnoldo en que iría al gimnasio para fortalecer piernas —me dijo.
Ni bien oí el nombre del Gigante Musculoso, me vino a la mente la imagen de su zunga abultada y, sin proponérmelo, dejé escapar un grito:
—¡No!
—¿No qué? —preguntó Vicky.
—No, que no quiero que fortalezcas las piernas. Necesito que estés ágil —le dije.
—Pero ya habíamos quedado —insistió.
—Decime una cosa, Victoria: ¿quién coordina tu entrenamiento? —le pregunté.

jueves, 13 de junio de 2013

Día 164 - La zunga abultada

Hoy me desperté cantando “Más fuerte”, de Mentes a Mil. Anoche, después de dejar al mimo en el conventillo, volví al monoambiente y quise celebrar su partida dándome un baño de inmersión en la que había sido su cama durante nuestra convivencia. Sin embargo, cuando, vestido con la bata rosa de Vicky, quise entrar al baño, descubrí que la puerta estaba cerrada con llave. Golpeé, pero nadie respondió. Volví a golpear y pregunté si había alguien adentro.
—¡Habitado! —dijo una voz desde el otro lado.
No hacía falta ser un genio para saber que había sido Samuel el que había hablado. Fui y me senté en la cama a esperar que saliera, pero pasaron diez, veinte y hasta treinta minutos sin que hubiera novedades. Harto de esperar, me aproximé nuevamente a la puerta y golpeé.
—¡Ocupado! —dijo, desde el otro lado, una voz aguda.

miércoles, 12 de junio de 2013

Día 163 - Corazón de tortuga

Hoy me desperté cantando “Nafta”, de D´Agosta. Durante el que quizá haya sido el último desayuno compartido por los cuatro, le pregunté al mimo cómo se sentía. Lo sorprendió que estuviera hablándole y miró alternativamente a Samuel y a Luján como para constatar que no estuviera hablándole a uno de ellos. No le faltaba razón, ya que desde que el domingo lo había encontrado almorzando con mi madre, no había vuelto a dirigirle la palabra. Con cierta timidez, levantó el pulgar de su mano derecha.
—Pero, ¿no te duele un poco la cintura de llevar tanto tiempo durmiendo en la bañera? —le pregunté.
Como toda respuesta, encogió los hombros.
—¿Vos sabías —le dije— que las malas posturas prolongadas en el tiempo pueden traer consecuencias nefastas en el corto, mediano y largo plazo? Cuidado, porque un problema de columna podría condicionar el normal desarrollo de tus rutinas.
Reconfortado por mi preocupación respecto a su salud, hizo una serie de gestos que no pude entender.
—¿Qué dijo? —le pregunté a Luján.

martes, 11 de junio de 2013

Día 162 - El reemplazo de Ismael

Hoy me desperté cantando “Bicycle race”, de Queen. Apremiado por el entusiasmo de Vicky, salí en ayunas a la calle, rumbo al conventillo en el que había vivido, para reunirme con Héctor “Bicicleta” Perales y tratar de convencerlo de organizar la revancha entre mi amada y “La Mole Moni”.
—Héctor —le dije cuando llegué.
—Don Natalio —me respondió tras darle un largo sorbo al mate.
—Ante todo permítame aclararle que vengo solo y en son de paz —le avisé.
—Vengás como vengás, no sos bienvenido en esta casa —me dijo—. Vení, seguime, vamos a la vereda.
Una vez afuera, le dije que había ido con la intención de hacerle una propuesta.
—Soy todo oídos —me respondió.

lunes, 10 de junio de 2013

Día 161 - Entre su pupila y la mía

Hoy me desperté cantando “Bongiorno, my love, te amo”, de Pablito Ruiz. Mi relación con el mimo se vuelve cada vez más tensa. Ya no nos hablamos. En realidad, él no habla con nadie desde antes de que lo conociéramos, pero ahora yo tampoco le hablo. Me gustaría echarlo del monoambiente, pero, en primer lugar, el departamento en el que vivimos le pertenece a Vicky y tomarme semejante atribución podría despertar sospechas en torno a nuestro romance; en segundo lugar, vivir con él es la mejor manera de tenerlo vigilado para que se acerque lo menos posible a mi madre. Además, estoy convencido de que él me proveerá la clave para hallar a mi padre o conocer, al menos, el verdadero motivo de su partida.
Samuel y mi primo Luján, de Luján, asumieron mi regreso con discreta alegría. Quizá como consecuencia de un mecanismo de defensa por la angustia que les habría producido mi partida, actuaban como si nunca me hubiera ido. Durante mi ausencia ninguno (ni siquiera el mimo, que dormía en el baño) ocupó mi cama. ¿Debía interpretarlo como una muestra de respeto o como una prueba más de que soy prescindible para ellos?

domingo, 9 de junio de 2013

Día 160 - Tan poco vos, tan elegante

Hoy me desperté cantando “Volver a casa”, de Viejas Locas. Cerca del mediodía, me despedí de los Pelotudos con los que estuve compartiendo calle estos últimos días y emprendí el regreso al monoambiente. En el camino me di cuenta de que tenía muchas ganas de volver a ver a mi primo Luján, de Luján, y por qué no admitirlo, también a Samuel. Estacioné la furgonetita en la vereda y subí. Cuando entré el mimo, que estaba sentado en la mesa frente a un plato de ravioles que no tenían muy buen aspecto, se sobresaltó.
—¿Qué pasa? —le pregunté.
Me respondió torciendo la boca hacia abajo y sacudiendo la cabeza de un costado a otro. Interpreté su gesto como un “no pasa nada”.
—¿Estás con Luján? —le pregunté.
Sacudió la cabeza negativamente.
—Y entonces, ¿quién preparó esos ravioles?
Se señaló a sí mismo.
—¿Y el otro plato? ¿De quién es? ¿Estás con Samuel?
Volvió a sacudir la cabeza negativamente.
—¿Con quién estás entonces? ¿Por qué hay velas encendidas? ¿De dónde sale ese perfume? ¿Por qué la música romántica?

sábado, 8 de junio de 2013

Día 159 - En un café

Hoy me desperté cantando “Amor secreto”, de Carlos “La Mona” Jimenez. Temprano en la mañana pasé por lo de Vicky y la invité a desayunar a una confitería, porque, si bien nuestra relación acaba de comenzar, ayer me había reprochado que las cosas ya no son como al principio y que nunca la sorprendo. Para sumar unos puntos, compré un lindo ramo de flores y se lo regalé.
Durante el desayuno traté de convencerla de contarles a los demás acerca de nuestra relación.
—Pensá que es muy difícil sorprenderte y tener gestos como este —le dije— cuando tenemos que andar escondiéndonos de los demás.
—No creo que estén preparados para saberlo —me dijo ella—. Sobre todo Samuel. Está en una etapa delicada de su rehabilitación y una noticia como ésta podría desestabilizarlo.
—¿Y qué vamos a hacer? —le pregunté— ¿Vamos a amarnos en secreto para siempre?

viernes, 7 de junio de 2013

Día 158 - Enfermo de celos

Hoy me desperté cantando “Celoso”, de Cienfuegos. Ayer pasé el día con Vicky. Paseamos por toda la ciudad, un poco para seleccionar nuevos puntos de interés para futuras excursiones de nuestro proyecto turístico “El Pasea Porros”, pero sobre todo para estar juntos. Estábamos estacionados frente a la Torre Monumental cuando me dijo que le gustaría que volviera al monoambiente, que los demás me extrañaban y que no creía que estuvieran preparados para arreglárselas sin mí. Al parecer mi negativa no le gustó demasiado, porque se mostró ofendida y me pidió que la llevara a la casa. Yo me había ilusionado con que volviéramos a pasar la noche juntos, pero se excusó diciéndome que su padre se preocuparía.

jueves, 6 de junio de 2013

Día 157 - Un ángel me vino a buscar

Hoy me desperté en la parte trasera de mi furgonetita Volkswagen cantando “Algún lugar encontraré”, de Andrés Calamaro. Anoche los Pelotudos y yo recibimos un regalo inesperado. Una vecina del barrio nos trajo una bolsa llena de sándwiches.
—Tomen —nos dijo—. Para que no se duerman con el estómago vacío.
—Señora —le dijo el Pelotudo Irónico—, es usted un ser humano excepcional y no tengo dudas de que va a solucionar el problema del hambre en el mundo.
La señora le agradeció sus palabras y se fue. El Pelotudo Superficial miraba con ansiedad cómo cada uno de nosotros sacaba un sándwich de la bolsa. Cuando llegó su turno, sacó el último sándwich que quedaba, lo arrojo al piso y se aferró a la bolsa como si de un oso de peluche se tratara.
—Vos sí que sos un tipo centrado —le dijo el Pelotudo Irónico y, tras dar otro mordisco a su sándwich, se dirigió al resto de nosotros—. Mmmm. ¡Esto es un manjar! Le agradezco a Dios por poder compartir esta cena con ustedes.

miércoles, 5 de junio de 2013

Día 156 - Mi nuevo admirador

Hoy me desperté en la parte trasera de mi furgonetita Volkswagen cantando “Perro andaluz”, de Serú Girán. Anoche, después de arrojar bajo la puerta de la casa de Vicky la carta de despedida que le había escrito, me senté un rato en la vereda para calentarme en torno al fuego que habían encendido los demás Pelotudos. Por un momento me ilusioné con la idea de que pasaríamos un rato muy ameno, porque uno tenía consigo el estuche de una guitarra, pero luego, cuando se fue a dormir a una galería cercana, supe por los demás que su Problema Pelotudo consistía, justamente, en que siempre se quedaba con la capa más superficial de las cosas.
—Hacé la prueba de darle un caramelo —me dijo uno de los Pelotudos—. Vas a ver que lo tira y se queda con el papel.
—Desde chico, para su cumpleaños, sin importar cuál sea el regalo, lo desecha y conserva el envoltorio —agregó otro.
—Con las minas se le complica —insistió el primero.

martes, 4 de junio de 2013

Día 155 - Carta a una señorita en Buenos Aires

Querida Vicky (te digo “querida” no en el sentido en el que suelen hacerlo esas tías abuelas que lo único que pretenden es menospreciar tu opinión por no haber vivido setecientos cuarenta y ocho años, sino simplemente porque te quiero):
Hoy me desperté cantando “Zamba para olvidar”, versión de Mercedes Sosa, y decidí escribirte esta carta. En otro momento le hubiera pedido a mi primo Luján, de Luján, que fuera a comprarme un lindo papel y un sobre a tono, pero, no sé si ya te habrás enterado, mi relación con los demás no estaba pasando por su mejor momento y decidí abandonar el monoambiente cuyas puertas me fueron abiertas por tu generosidad. Me hubiese gustado despedirme de vos personalmente, pero no creo tener el valor para mirarte a los ojos sabiendo que será esa la última vez que lo haga. Prefiero evitar el momento doloroso y conservar el recuerdo de los momentos felices que compartimos.

lunes, 3 de junio de 2013

Día 154 - El novio del olvido

Hoy me desperté cantando “El novio del olvido”, de Andrés Calamaro. Durante el desayuno mis convivientes no hicieron más que recordar anécdotas protagonizadas por Arnoldo Jorge Negri, también conocido como “el Gigante Musculoso”, durante la excursión que hicieron en la noche del sábado, en la que él me había reemplazado como conductor.
—¡A mí me gustó cuando los masoquistas vieron que era muy musculoso y vinieron a pedirle que les diera nalgadas! —dijo Luján, a quien nunca había oído hablar con tanta pasión acerca de nada.
—Yo me divertí mucho cuando ese tachero con el que casi chocamos se confió a causa de su voz finita y lo invitó a bajar de la furgonetita y a arreglar las cosas como machos. ¡Qué susto se llevó cuando lo vio bajar! ¡Volvió a subirse al tacho y salió rechinando las ruedas! —dijo Samuel.

domingo, 2 de junio de 2013

Día 153 - Otro ocupa mi lugar

Hoy me desperté cantando “Aunque no sea conmigo”, versión de Enrique Bunbury. Anoche mis convivientes y Vicky se fueron sin decirme adónde. Cuatro o cinco horas después, ya pasada la medianoche, volvieron a entrar al monoambiente caminando en puntas de pie. Seguramente pensaban que yo ya estaba durmiendo, pero no era así. De espaldas a ellos, recostado sobre uno de los laterales de mi cuerpo, agucé el oído para escuchar lo que decían.
—¡Qué bien que salió todo hoy! —dijo Samuel entre susurros.
—Sí, sin dudas fue el mejor que tuvimos hasta ahora —comentó Vicky, también entre susurros.
¿El mejor qué? ¿Orgasmo? ¿Habían ido a un hotel? Por suerte, para mi tranquilidad, mi primo Luján, de Luján, fue el próximo que habló. El que estuviera con ellos ahuyentó los fantasmas de un posible romance entre Vicky y Samuel.
—Sí, la pasamos muy bien —dijo—. Siento que por primera vez disfrutamos la experiencia.
¿O acaso habían hecho un trío? ¡No, por Dios, otra vez no! Temía que estuviera repitiéndose la historia que puso fin a mi relación con mi ex acompañante terapéutica. Dando un salto, me levanté de la cama.

sábado, 1 de junio de 2013

Día 152 - El juego limpio

Hoy me desperté empapado de pies a cabeza cantando “Qué calor”, de Pibes Chorros. ¿Qué había pasado? ¿Me había meado? No, por suerte eso no ocurre desde hace quince años, dos meses, diecinueve días, quince horas, treinta y ocho minutos y cincuenta y dos segundos. Recuerdo que había superado el problema un par de años antes de que se fuera mi padre, pero resurgió cuando se fue. Cansada de tener que lavarme las sábanas, mi vieja probó todo tipo de soluciones. En verano me mandó a dormir a la bañera, pero teníamos un solo baño y era muy incómodo cuando uno de mis ocho hermanos necesitaba usarlo. Después no dejó que mis accidentes alteraran los tiempos del ciclo del lavado e hizo que durmiera sobre sábanas meadas hasta que llegara el día de cambiarlas.