Hoy me
desperté cantando “Lunes otra vez”, de Sui Generis. Dudo que haya sido su
intención, pero el dj en mi cabeza me hizo un favor al elegir esa canción, porque,
tras un fin de semana de cuatro días, no sabía con exactitud qué día de la
semana estábamos viviendo. Luego de pensarlo profundamente, he decidido que
mientras Vicky ejercite la parte física, no presenciaré sus entrenamientos,
porque si bien me produce muchos celos el hecho de que pase tanto tiempo a
solas con Arnoldo Jorge Negri, sé que, como consecuencia de mi inseguridad, mi
presencia la pone nerviosa y le impide concentrarse en los ejercicios. Aunque
muero de ganas de pasar tiempo con ella, estoy convencido de estar haciendo lo
correcto, porque cuanto mejor preparada llegue a la pelea, más probabilidades
habrá de que no salga lastimada.
Tendré mucho
tiempo libre a lo largo de la semana, y lo dedicaré a ir delineando la
estrategia para la pelea. Trataré, a su vez, de obtener información acerca de
los entrenamientos de “La Mole Moni” y de encontrar la manera de suspender la
pelea sin que Vicky pueda oponerse ni responsabilizarme. Para rescindir el
contrato debería juntar veinte mil pesos, empresa si no imposible, muy poco
probable. Vendiendo la furgonetita obtendría, en el mejor de los casos, la
mitad del dinero. El resto podría cubrirlo pidiéndole un préstamo a alguno de
mis hermanos mayores, pero, en primer lugar, la venta de la furgonetita
requiere el aval de Vicky y Samuel, y, en segundo lugar, no es bueno deberle dinero
a un miembro de la familia, menos cuando se trata de la mía.
La primera
pelea fue ganada por Vicky gracias a un golpe tan letal como afortunado. El tamaño
actual de su contrincante, sumado al hecho de que mi pupila utilizará guantes
de boxeo, desestima la posibilidad de volver a vencerla de la misma manera. La
experiencia y el sentido común me dicen que la estrategia debe ser sencilla y
estar orientada a explotar los puntos fuertes de mi amada, que están dados por
su cross de derecha y su agilidad, y a disimular sus puntos débiles, que son su
falta de resistencia y su tamaño, extremadamente pequeño en comparación con la
bestia descomunal a la que enfrentaremos.
Luego de
desayunar junto a Samuel y mi primo Luján, de Luján, dediqué la mañana a analizar
disputas históricas que hubieran enfrentado a sujetos de condiciones físicas
dispares. Repasé, primero, la proeza que protagonizó David al vencer a Goliat,
pero el ejemplo no me sirvió de mucho, porque dudo que dejen que Vicky utilice
una honda durante la pelea. Leí, después, la fábula de la liebre y la tortuga,
y concluí que correr por todo el cuadrilátero escapando de La Mole para que se
cansara habría sido un buen plan siempre y cuando la condición física de Vicky
fuera buena; en su estado actual, caería exhausta antes de concluir el primer
round. Por último, estudié en detalle la batalla televisiva que enfrentó a Samid y a Mauro Viale. Evidentemente, en la vida real siempre triunfa el más pesado. Veo
el video una y otra vez y, aunque no puedo dejar de sonreír, siento la necesidad angustiante de suspender la pelea.
Natalio, ahora ya está, vos sos un poco paranoico y eso juega en contra, ponete las piletas y pensá en positivo, saludos
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