Hoy me desperté cantando “Ruby Tuesday”, de The Rolling Stones. Poco a poco voy resignándome a la idea de que
Vicky peleará contra “La Mole Moni”, sin importar lo que yo haga o deje de
hacer. Está bien. Haberlo aceptado fue como quitarme un peso de encima y, a
partir de entonces, pude pensar con mayor claridad respecto a la mejor manera
de afrontar todo lo que me espera en los próximos días. Me resulta increíble
que, cuando una buena idea surge casi desde la nada, en lugar de felicitarme a
mí mismo por la ocurrencia, me reprocho el que no se me haya ocurrido antes.
Esta mañana, mientras
desayunábamos, Luján me informó que nos estábamos quedando sin cannabis y que
lo que quedaba apenas alcanzaría para cubrir la próxima excursión.
—Bueno, tendrán que ir a
comprar más —les dije.
—Sí, yo voy, no tengo ningún
problema —me dijo—, pero convendría hacerlo por intermedio del mimo. Las
últimas veces le compramos a gente de Plaza Francia. Son conocidos de él y le
hacen precio especial. Pasame la dirección de la pensión en la que está
viviendo y nosotros nos ocupamos.
Iba a decirle que no se
molestara, que yo me encargaría, porque el instinto paterno que mi primo suele
despertar en mí hizo que hasta ahora no quisiera que se entere de que el mimo
está viviendo en el conventillo de Héctor “Bicicleta” Perales, pero en ese
momento, como un rayo divino, una revelación encendió mi mente.
—Dejá, no te preocupes.
Mañana vamos juntos —le dije.
—¿Y yo? —consultó Samuel—
¿Qué hago mientras ustedes atraviesan la ciudad al encuentro del mimo y la
recorren luego en busca de los distintos varietales de cannabis que en las
excursiones venideras daremos de fumar a los turistas sádicos, así como también
a los masoquistas?
—Vos venís con nosotros —le
dije.
El plan es perfecto y, si
sale como lo planeo, funcionará en varios niveles. ¿Cómo puede ser que no se me
haya ocurrido antes? Si logro que Luján se entere de que el mimo está viviendo
en el conventillo, y si lo hago de manera sutil para que Vicky no pueda
culparme, entonces Luján, que todavía padece el Síndrome de Estocolmo, querrá
irse a vivir con sus secuestradores. Samuel se irá detrás de él, yo me quedaré
solo en el monoambiente y Vicky no tendrá excusa para no venirse a vivir conmigo.
De paso, podré aprovecharme de la relación de amistad que existe entre mi amada
y Samuel para pedirle a este último que me pase un informe detallado de todo lo
que haga La Mole en su preparación para la gran revancha. El mimo ha dejado de ser,
si es que alguna vez lo ha sido, una fuente confiable. Sin contar que su
mutismo me pone más nervioso que el rechazo de Samuel por cualquier palabra que
contenga la letra “p”, es parte del equipo contrario y eso lo descalifica como
informante. Cómo último componente de mi Plan Maestro, puedo encargarle a mi
primo Luján, de Luján, que vigile al mimo y averigüe qué clase de relación mantiene
con mi madre. Después de todo, se trata de su tía… Es sangre de su sangre.
"Ruby tuesday"... qué recuerdos :-)
ResponderEliminarNo sé, Lola, la memoria no es una de mis virtudes.
EliminarSaludos!
Ay Natalio! Avizoro flor de lío, saludos
ResponderEliminarA Vizoro lo que es de Vizoro, Anó.
EliminarSaludos!
Don Natalio, si en algún momento llegas a la conclusión de que has desactivado la crisis de los 30, estoy convencido que hoy, 26 de junio de 2013, será un día clave en tal empresa.
ResponderEliminarTe felicito.
¡Salud!
Muchas gracias, Fernando. Si no me equivoco, es la primera vez que soy felicitado en lo que va del año. Te felicito por la felicitación.
EliminarSaludos!