Hoy me desperté cantando “Obsesión”,
de Aventura. Después me levanté, le llevé a Vicky el desayuno a la cama,
pasamos la mañana yo leyendo el semanario barrial “La Tos de la Recoleta” y
ella escuchando música, almorzamos, dormimos la siesta y ella salió a trotar. Me
preguntó si quería acompañarla, pero le dije que no, porque algunas cuestiones
me tienen preocupado y no quiero que se dé cuenta y piense que estoy perdiendo
el control de mi vida y que no soy una opción rentable para su futuro.
¿Qué es lo que tanto me
preocupa? Y, además del dinero, que se me está acabando, el estancamiento de
nuestro proyecto turístico “El Pasea Porros”. Hace mucho que no tenemos una excursión
y creo que eso se debe a que apuntamos a una población muy específica y, por
ende, reducida. Porque, seamos sinceros, ¿cuántos turistas holandeses, fumones
y sadomasoquistas puede haber en la ciudad? No los suficientes como para
mantener semejante infraestructura. Definitivamente, tendremos que tomar una
decisión: o nos declaramos en quiebra o diversificamos la actividad.