Hoy me desperté cantando
“Jodido noviembre”, de Los Caballeros de la Quema. Y sí, fue jodido este
noviembre que finalmente termina. Gracias a mi viejo, todavía es jodido, porque
ayer, quizá sin proponérselo, instaló en mí la duda respecto a si confío o no
confío en él. Sigo preguntándomelo y no encuentro una respuesta que me satisfaga,
por lo que, al menos por ahora, no voy a delegarle el cuidado de mi dinero.
Por suerte, el
otro problema que teníamos, el del comportamiento excéntrico de mi primo Luján,
de Luján, se va normalizando poco a poco. Eso, aunque Samuel no esté de
acuerdo, es lo que a mi juicio se desprende de su conducta de hoy. Qué él
piense lo que quiera, pero para mí su mejoría es un hecho innegable.