Hoy me desperté cantando
“Suspicious minds”, versión en español de Yiyo y los Chicos 10. Por segundo día
consecutivo, mi primo Luján, de Luján, nos preparó el desayuno. Su mejoría es
constante, aunque su personalidad presenta ciertos rasgos que antes de las
rastas y las extensiones no manifestaba. Es, si es que es posible, más
disciplinado, estructurado, riguroso, y un poco más torpe en sus maneras y movimientos,
porque saluda extendiendo su brazo derecho y dando un grito ininteligible.
Quizá tendríamos que llevarlo al médico.
Pero no tenía
tiempo para ocuparme de nadie. Tenía que regresar a la casa de Justicia Social
porque durante el casamiento ella había estado hablando a solas con el jefe de
la mafia. Quería saber acerca de qué habían hablado, porque había recibido un
llamado de Luis Miguel en el que, como socio mayoritario, me dio la orden de
averiguar todo lo que pudiera acerca de este personaje.
Estacioné frente
a la puerta de la casa de Justicia, bajé, toqué timbre, abrió. Tenía puesto el
mismo suéter de lana marrón que había usado en el casamiento. Fue el pie que
utilicé para sacar el tema. Antes me invitó a pasar, nos sentamos en la cocina
y me convidó con un rico vaso de agua de la canilla.
―¡Qué lindo
suéter! ―le dije― Te queda muy bien. ¿Es nuevo?
―No seas payaso ―me
dijo―. Ya me lo viste puesto. Es el mismo que usé en el casamiento de Igor.
―¿De qué
hablabas con el jefe de la mafia rusa? ―le pregunté. Quizá el manejo de la
sutileza no es mi mayor virtud.
―¿Qué jefe? ¿Qué
mafia? ¿De qué hablás? ―me preguntó alarmada.
―No, nada ―dije
para disimular―. Jaja. Es una joda. El tipo con el que estabas hablando cuando
volví del baño. En joda le decimos que es el jefe de la mafia rusa.
―¡Ah! Me quedo
más tranquila.
―¿De qué estaban
hablando? ―insistí.
―Hablábamos de
vos ―me dijo.
―¿De mí?
―Sí, de vos.
―Y ¿qué decían? ―le
pregunté.
―No entendí muy
bien. Estábamos hablando acerca de que te estabas comportando de manera extraña
con eso de la limusina, más tarde el cotillón, el traje caro que tenías puesto
y él dijo algo que no terminé de entender acerca de unos treinta mil dólares,
de la sospecha de una apuesta hecha a sus espaldas. No sé, es un tipo muy
amable, pero un poco extraño.
¡La puta madre! El ruso sospecha que usé su
dinero para apostar sin su consentimiento. Estoy en problemas.
¡Uh!
ResponderEliminar(Que es lo que suelo decir cuando la cosa se pone fea)
¡Ah!
Eliminar(Es lo que yo respondo cuando me explican algo)
Saludos!
Cuidado!
ResponderEliminarCon la bomba chita?
EliminarSaludos!