viernes, 31 de mayo de 2013

Día 151 - ¿Quién carajo es Arnoldo?

Hoy me desperté cantando “Que vengan los bomberos”, versión de Daniela Romo. Siento fuego en mi cabeza. Mi fiebre debe haber superado los 40 grados. Luján se acerca hasta mi cama con un plato de sopa, gira la cabeza y exclama:
—¡Qué músculos que tiene Arnoldo!
¿Quién carajo es Arnoldo? Rechazo la sopa y, con un hilo de voz, le pregunto si no puede traerme una galletita.
—Acabo de comerme la última —me dice.
Vicky se levanta da una silla, se detiene junto a Luján, le quita con suavidad la bandeja y, con irónica dulzura, dice:
—Arnoldo tiene esos músculos porque siempre toma la sopa.

jueves, 30 de mayo de 2013

Día 150 - Los guardavidas del vaso de agua

Hoy me desperté cantando “If i had a gun”, de Noel Gallagher's High Flying Birds. Anoche tuvimos la primera sesión del Grupo de Contención y Rehabilitación para Ex Asistentes a Grupos de Ayuda para Gente con Problemas Pelotudos. Estaban ahí nuestros antiguos compañeros de grupo, todos los Pelotudos a los que habíamos invitado en la calle y algunos otros. El mimo y mi primo Luján eran los encargados de recibirlos en la puerta y de clasificarlos en alguna de las dos categorías que habíamos establecido teniendo en cuenta el potencial de solución del Problema Pelotudo que aquejaba a cada uno de ellos. En un grupo reuniríamos a aquellos cuyos Problemas Pelotudos pudieran ser superados, y los entrenaríamos para que lo lograran; el grupo restante estaría compuesto por aquellos Pelotudos de Problemas sin solución posible, a quienes deberíamos preparar para convivir de la mejor manera con el inconveniente.

miércoles, 29 de mayo de 2013

Día 149 - La mosca que tumbó al gigante

Hoy me desperté cantando “Girls and boys”, de Blur. Anoche Vicky y yo nos abrigamos bien, salimos de recorrida y recuperamos a cinco pelotudos: Luis, que no tolera que el volumen del televisor quede en números impares; Mabel, que confunde y utiliza indistintamente las palabras “factura” y “empanada”; Lorenzo, que no sabe andar en bicicleta; Aníbal, que no sabe qué nombre le pondrá a su hijo si algún día tiene uno, y Lucrecia, que a los quince años perdió una pieza de un rompecabezas que hoy, veintitrés años después, aún no encuentra. Todos ellos fueron invitados a asistir esta noche a la primera sesión del Grupo de Contención y Rehabilitación para Ex Asistentes a Grupos de Ayuda para Gente con Problemas Pelotudos.

martes, 28 de mayo de 2013

Día 148 - No somos novios

Hoy me desperté cantando “Somos novios”, versión de Luis Miguel. Anoche el mimo y Luján se quedaron cuidando a Samuel y Vicky y yo salimos de recorrida y recuperamos a tres Pelotudos: Víctor, cuyo Problema Pelotudo consiste en la incapacidad de silbar el Himno; Leonel, que no puede reprimir el deseo de morder los caramelos que son para chupar, y Estefanía, que bosteza cada vez que, tras el estornudo de un extraño, un tercero pronuncia la palabra “salud”. A los tres los invitamos a asistir, el miércoles por la noche, a la primera sesión del Grupo de Contención y Rehabilitación para Ex Asistentes a Grupos de Ayuda para Gente con Problemas Pelotudos.

lunes, 27 de mayo de 2013

Día 147 - Edipo Grey

Hoy me desperté cantando “Mi novia se me está poniendo vieja”, de Ricardo Arjona. No lo pude tolerar. Salí de la cama y, sin golpear la puerta, entré al baño y vomité el choripán que había comido ayer en un carrito de la costanera. Los sonidos guturales despertaron al mimo, que se levantó de la bañera y salió del baño horrorizado. Horrorizado tendría que estar yo, que el día anterior lo había visto entrar a la casa de mi vieja. Me pregunto si no será él el tercer lado del triángulo que hizo que mi padre nos abandonara y siento deseos de ir y acogotarlo, pero no es conveniente que lo haga sin antes tener pruebas, porque me va a gesticular que él y mi madre son nada más que muy buenos amigos y no voy a saber qué contestarle.

domingo, 26 de mayo de 2013

Día 146 - Los carritos de la costanera

Hoy me desperté cantando “Non voglio mica la luna”, de Fiordaliso. Después de desayunar, el mimo le hizo una pregunta a mi primo Luján, de Luján, en lenguaje de señas.
—No, hoy no voy a poder acompañarte. Me quedo a cuidar a Samuel, que no puede estar solo —le respondió Luján, por lo que presumo que le habrá preguntado si iba a acompañarlo a Plaza Francia.
Una hora antes del mediodía, el mimo nos saludó desde la puerta y se fue. Yo estaba harto de estar encerrado con Samuel, que no hacía más que quejarse como un nene caprichoso y, acercándose al afiche, intentaba correr la persiana y espiar el rostro de Daniel Amoroso. Su rehabilitación iba a ser lenta y yo necesitaba descansar, estar con Vicky y también refugiarme en los afectos de siempre. Había decidido pasar a buscar a Vicky e ir con ella a almorzar a la casa de mi madre. Para evitar que mi vieja le regalara un perro —que es lo que hacía con cada persona que significaba algo para mí—, no le avisé que iríamos y preferí caer de sorpresa. A Vicky tampoco le dije adónde la estaba llevando. Le prometí que sería una sorpresa (no necesariamente grata). Estaba seguro de que nada bueno resultaría de que mi madre y mi amada se conocieran, pero si pretendo que sea la mujer que me acompañe por el resto de mi vida, en algún momento tendrán que conocerse y cuanto antes suceda, mejor.

sábado, 25 de mayo de 2013

Día 145 - Como dos enamorados

Hoy me desperté cantando “Dos en la ciudad”, de Fito Páez. Finalmente, anoche Vicky decidió quedarse a dormir para estar cerca de Samuel por si sufría alguna crisis. Fue una noche larga y difícil, porque Samuel se despertaba a cada rato y, exaltado, intentaba llegar hasta el afiche para arrancar la persiana de la que nos habíamos valido para cubrirlo. Los esfuerzos conjuntos de Luján, el mimo y yo apenas bastaban para contenerlo. Después de cada uno de sus arrebatos, Vicky se sentaba junto a su cama y, poniéndole una mano en la frente, lo consolaba hasta que se dormía. En más de una ocasión, con Samuel dormido, Vicky y yo nos miramos largamente, como dos enamorados.

viernes, 24 de mayo de 2013

Día 144 - Persiana americana


Hoy me desperté cantando “Persiana americana”, de Soda Stereo. Ahora temo que, en lugar de conmigo, Vicky tenga una conexión especial con el dj en mi cabeza. A primera hora de la mañana irrumpió en el monoambiente y me dijo que, antes de ayudar a los Pelotudos que deambulan por las calles de la ciudad, tendríamos que rehabilitar a Samuel y recuperarla para la causa. Vicky no estaba usando los guantes de cocina. El suyo parecía un problema superado, pero, por las dudas, para corroborar que sus uñas no estuvieran comidas, tomé una de sus manos y se la besé a modo de saludo.

jueves, 23 de mayo de 2013

Día 143 - Manos a la obra

Hoy me desperté cantando “Maravillosa esta noche”, versión de JAF. Anoche fui a buscarla a Vicky para asistir a una nueva sesión del Grupo de Ayuda para Gente con Problemas Pelotudos. Supuse que, tras lo sucedido en el Lugar Especial, el moderador no se presentaría, pero debía asegurarme. Además, estaba preocupado por Julio, Hernán y Pato. ¿Cómo sobrellevarían, en caso de producirse, la ausencia de su líder espiritual? Antes de salir, traté de convencer a Samuel de que viniera conmigo, pero estaba muy dolorido como consecuencia de su visita al dentista y, según dijo, lo único que calmaba su dolor era recostarse a mirar el afiche de Daniel Amoroso. No tenía tiempo para distraerme en sus caprichos, por lo que me fui.

miércoles, 22 de mayo de 2013

Día 142 - En el camino

Hoy me desperté cantando “Pío pío pa”, de Oscar “Ringo” Bonavena. Como cada mañana desde que está colgado ahí, permanecí un par de horas mirando fijamente el afiche de Daniel Amoroso. ¡Ay, qué amoroso que es! Samuel está más afectado que yo. Ayer Luján lo acompañó al dentista, quien, tras revisarlo, le dio un turno para que volviera hoy así comenzaban con el tratamiento para reponer la pieza perdida. Después de insistir durante varios minutos sin obtener resultados, el mimo y Luján lo forzaron a abandonar la cama. Samuel se resistía a la idea de salir a la calle; pretendía pasar el día entero echado ahí, mirando al Amoroso. Para sacarlo del monoambiente no les quedó más remedio que prometerle que de regreso pasarían por la esquina de la Av. Corrientes en la que habían colocado un afiche gigantesco. Antes de que se fueran, les sugerí que lo hicieran en la furgonetita así evitaban el contacto con los Pelotudos que, desahuciados, poblaban las calles de la ciudad.

martes, 21 de mayo de 2013

Día 141 - El agua contaminada

Hoy me desperté cantando “Qué quiere la Chola”, de Los Palmeras. Antes de levantarme, permanecí varios minutos en la cama contemplando el afiche de Daniel Amoroso que Samuel y yo habíamos colgado. Ese rostro tiene un poder hipnótico sobre mí y el haberlo mirado durante tanto tiempo me produjo mareos y un dolor de cabeza leve. Después de desayunar le pedí a mi primo Luján, de Luján, que acompañara a Samuel a un dentista para que lo revisaran por el diente que había perdido en la gresca del Lugar Especial y salí a caminar porque el mareo hacía que no fuera prudente que manejara.
A las pocas cuadras una mujer me detuvo colocando la palma de una de sus manos en mi pecho y me dijo que estaba desesperada, que tenía un problema y ya no quedaba nadie que pudiera ayudarla.

lunes, 20 de mayo de 2013

Día 140 - Cerrado por reformas


Hoy me desperté cantando “Navegando”, de Sabú. Mi primo Luján de Luján, el mimo de Plaza Francia y yo estábamos desayunando cuando Samuel ingresó al monoambiente. Aún llevaba puesta la túnica con la que había asistido al Lugar Especial. Estaba despeinado, su ropa exhibía manchones de bebida y de sangre, llevaba la capucha en una de sus manos y un rollo largo de papel en la otra. Al vernos no pudo contener una sonrisa de ebrio que denunció la ausencia de uno de sus dientes.
—¿Qué te pasó Samuel? —le preguntó Luján.
—¿Dónde estuviste todo el domingo? —pregunté yo.
El mimo hizo un montoncito con los dedos de una mano y la sacudió, supongo que con la intención de preguntarle dónde había pasado la noche.
—Estuve festejando —dijo Samuel y levantó, como si se tratara de un trofeo, el papel enrollado.

domingo, 19 de mayo de 2013

Día 139 - El gran golpe

Hoy me desperté cantando “Siempre fuimos compañeros”, de Donald. Anoche el mimo, Luján y yo nos vestimos con túnicas y capuchas blancas y, como si fuéramos tres Pelotudos, ingresamos al Lugar Especial. Era temprano cuando llegamos, por lo que casi no había gente: sólo tres o cuatro personas que ultimaban detalles antes de recibir a la multitud de todos los sábados. Me acerqué al mimo y le pedí que se valiera de sus habilidades para distraer a los presentes. En seguida tomó tres botellas y tres vasos y comenzó a hacer malabares de modo que el contenido de las botellas fuera llenando los vasos. Luján y yo aprovechamos y, caminando en puntas de pie, fuimos hasta el depósito de las bebidas.

sábado, 18 de mayo de 2013

Día 138 - Haciendo la plancha


Hoy me desperté cantando “Una calle nos separa”, versión de Leo Dan. Ni bien terminé de tomar el desayuno que preparó mi primo Luján, de Luján, busqué la furgonetita y manejé hasta la esquina de la casa de Vicky. Sé que no es conveniente que nos veamos, no al menos hasta que no hayamos resuelto el asunto del Lugar Especial, pero quería sentir que estaba cerca de ella. Recostado en la parte trasera del vehículo, saqué, del interior del guante de cocina que colgaba de mi cuello, la carta que ella me había escrito y la leí en voz alta. Volví a plegar el papel, lo guardé, permanecí ahí durante unos minutos y volví al monoambiente.
Samuel estaba solo, planchando lo que parecía una sábana blanca mientras silbaba una melodía que no pude identificar.

viernes, 17 de mayo de 2013

Día 137 - La carta

Hoy me desperté cantando “Septiembre del ´88”, de Cacho Castaña. Me levanté y, sin bañarme, me puse la misma ropa que había usado ayer. En uno de los bolsillos del pantalón encontré un papel plegado que contenía un mensaje. No sabía cómo había llegado hasta ahí, ni cuándo, ni quién me lo había dejado. Comencé a leer.
“Querido Natalio…”. Si decía “querido” podía descartar a mi vieja como posible autora de la carta. “… si estás leyendo estas palabras es porque encontraste el papel que puse en tu bolsillo”. Por la inclusión de palabras que contenían la letra “p” supe que tampoco había sido Samuel. “Habría preferido que, como tantas otras veces, habláramos personalmente, pero los sucesos recientes me hacen sospechar que tal vez estén espiándonos y, en ese caso, al conversar estaríamos exponiéndonos a un riesgo muy grande”. Si la persona que había escrito la carta había hablado conmigo, entonces no había sido el mimo. “Por precaución, te pido que no leas en voz alta. Nunca se sabe dónde puede haber un micrófono”.

jueves, 16 de mayo de 2013

Día 136 - Adentro de un raviol

Hoy me desperté cantando “Se me olvidó todo al verte”, de Alejandro Sanz. Anoche, luego de cargar al mimo y a Luján escaleras arriba desde la planta baja hasta el monoambiente, lo desperté a Samuel, que se había pasado el día entero durmiendo, y fuimos a una nueva sesión del Grupo de Ayuda para Gente con Problemas Pelotudos. Desde que encontré el guante de Vicky en el piso del cuartito del Lugar Especial, lo llevo conmigo a todas partes. Me avergüenza un poco confesarlo, pero le puse un hilo y lo colgué de mi cuello para llevarlo cerca de mi corazón.
Llegamos y ahí estaban Hernán, Julio y Pato ocupando sus respectivas sillas sobre el escenario, aguardando en silencio al moderador. Tras saludar tímidamente, Samuel y yo nos sentamos. La única silla vacía era la de Vicky. Verla me llenó de tristeza y reforzó en mí la idea de presionar al moderador para saber cuánto sabía y cuánto ocultaba respecto a su desaparición.

miércoles, 15 de mayo de 2013

Día 135 - Pintando palomas

Hoy me desperté cantando “Sally can wait”, de Oasis. Llegó el frío a Buenos Aires y, como somos cuatro viviendo en un monoambiente, decidimos no encender la calefacción, porque ya bastante viciado está el aire y si abrimos la ventana es mayor el frío que entra que el calor que irradia el calefactor. Para colmo, con las ventanas cerradas, el olor de la basura que desparramé ayer hace que sea muy difícil respirar. Sí, ya sé que tendría que haberle pedido a mi primo Luján que la juntara y limpiara un poco, pero la desaparición de Vicky me tiene tan preocupado, que no tengo fuerzas ni para dar indicaciones.
Para no tomar frío, me quedé en la cama y desde ahí, tapado hasta la frente, organicé una revolución. Hablando entre susurros, le pedí a Luján que se acercara y le dije que fuera a buscar al mimo. No quería que Samuel se despertara, porque sería un problema que él supiera lo que estaba planeando. Cuando Luján volvió con el mimo les pedí que buscaran la ropa negra y los pasamontañas que habíamos usado en nuestra invasión al conventillo y que me esperaran en la furgonetita. Después de que se fueron, traté de levantarme, pero el frío me disuadía y, de tanto dudar, me quedé dormido.

martes, 14 de mayo de 2013

Día 134 - Revolviendo la basura

Hoy me desperté cantando “Desapariciones”, de Maná. A más de cuarenta y ocho horas de su desaparición, no hemos recibido noticias acerca del paradero de Vicky. La vi por última vez en la madrugada del domingo. Estaba sentada en el Lugar Especial, en el cuartito en el que nos lavan la cabeza. Gracias a mi intervención, no había consumido bebidas en toda la noche, por lo que su organismo estaba libre de las drogas que utilizan para que no nos resistamos ni recordemos nada que tenga que ver con el SPAM (Sistema de Persuasión Automatizante y Masiva). ¿Qué hizo Vicky luego de descubrir la verdad? No lo sé, porque me durmieron de un golpe en la cabeza y desperté varias horas después, tirado y ensangrentado en la parte trasera de mi furgonetita.

lunes, 13 de mayo de 2013

Día 133 - La Victoria es así

Hoy me desperté cantando “Anybody seen my baby”, de The Rolling Stones. Inesperadamente, Samuel se levantó de su cama y cantó conmigo. A decir verdad, daba la impresión de que su único propósito era el de tapar mi voz con la suya, porque, en lugar de cantar, gritaba como un condenado. Sospecho que la explicación de su conducta se encuentra en el significado de la letra de la canción, pero con todo este asunto de la desaparición de Vicky, no tengo ni ganas ni tiempo como para pasarla por el traductor de Google.

domingo, 12 de mayo de 2013

Día 132 - Vicky desaparece

Hoy me desperté en la parte trasera de mi furgonetita Volkswagen cantando “Estoy aquí solita”, de Rosario Flores. Todavía tenía puestas la túnica y la capucha blancas, y me dolía la cabeza, como si me hubieran dado un golpe. Me quité la capucha y, efectivamente, estaba manchada con mi sangre. ¿Qué había sucedido?
Anoche Vicky, Samuel y yo fuimos al Lugar Especial. Con la intención de que descubrieran lo que sucedía ahí, me había propuesto hacer todo lo posible por impedir que tomaran las bebidas mediante las cuales nos drogaban. Quería que llegaran conscientes al cuartito en el que nos lavaban la cabeza y que comprobaran con sus propios ojos que lo que yo les había dicho unos días atrás era totalmente cierto. Sin embargo, como todos llevábamos la misma vestimenta, al poco tiempo de haber ingresado Samuel se separó de nosotros y ya no pude encontrarlo. A Vicky la reconocía con facilidad, porque llevaba puestos sus guantes de cocina.

sábado, 11 de mayo de 2013

Día 131 - Ni olvido ni perdón


Hoy me desperté cantando “Perdóname”, de Camilo Sesto. Anoche, luego de que Samuel se recompuso del ataque que le había provocado el ver a Isabel Sarli en la pantalla de la computadora, Vicky se quedó unas horas para cuidarlo. Antes de irse, se despidió de Samuel, del mimo y de Luján. A mí no me saludó. De todos modos, la seguí hasta la puerta y le ofrecí llevarla hasta su casa en la furgonetita. No me respondió, por lo que la seguí hasta la calle y caminé junto a ella insistiéndole con el ofrecimiento a lo largo de tres o cuatro cuadras, pero no hubo caso. Vicky estaba ofendida conmigo y se negaba a hablarme.

viernes, 10 de mayo de 2013

Día 130 - Adicto a La Coca


Hoy me desperté cantando “Pizza conmigo”, de Alfredo Casero. Tomando la canción como una sugerencia, ni bien terminó de preparar el desayuno, mi primo Luján, de Luján, se puso a amasar las pizzas que comeríamos en el almuerzo. El miércoles descubrí que las imágenes de Nicolas Cage no producen ningún efecto en Vicky y en Samuel, por lo que sospecho que, para lavarnos la cabeza, en el Lugar Especial utilizan un video distinto para cada uno, con imágenes que nos remiten a momentos felices y placenteros. Para corroborar mi hipótesis, me propuse dedicar el día entero a averiguar qué es lo que produce en mis socios el mismo efecto que producen en mí las películas del mejor actor del mundo.

jueves, 9 de mayo de 2013

Día 129 - SPAM

Hoy me desperté cantando “Sr. Cobranza”, versión de Bersuit Vergarabat. Anoche, tras una nueva sesión del Grupo de Ayuda para Gente con Problemas Pelotudos, el moderador nos comunicó que este sábado volveremos a visitar el sitio cuyo nombre no debe ser pronunciado. Por lo que pude deducir de lo que luego, sin hacer referencia al Lugar Especial, comentaron Vicky y Samuel en la furgonetita, las visitas están siendo cada vez más frecuentes. En consonancia con eso, cada día aparecen varios nuevos afiches con el rostro de Daniel Amoroso en la vía pública de la ciudad. Ayer, en el regreso, nos topamos con uno gigantesco en una esquina de la Avenida Corrientes. Haciendo un esfuerzo sobrehumano, contuve el deseo irrefrenable de detenerme a contemplarlo, aceleré a fondo y di un volantazo que nos permitió esquivar, de milagro, un puesto de diarios hacia el que nos dirigíamos como consecuencia de la distracción que había significado el afiche.

miércoles, 8 de mayo de 2013

Día 128 - ¡No hay papel!

Hoy me desperté cantando “Mentiroso”, de Ricardo Arjona. De manera arbitraria y unilateral, el dj en mi cabeza puso fin a la tregua que nos impedía a él hacerme cantar canciones de Arjona y a mí comer pegamento para, de alguna forma, hacerle daño. Como Edward Norton en el final de “El club de la pelea”, pensé en ponerle fin a mi vida nada más que para terminar con la suya, pero desistí. La muerte es un juego de niños comparada con la ignominia de despertar cantando las rimas de Ricardo. Por vergüenza, desayuné sin apartar la vista del café con leche.
Después de almorzar, mientras mi primo Luján, de Luján, y el mimo de Plaza Francia se preparaban para salir, junté valor y, mirándolos a los ojos, les pregunté a dónde estaban yendo. El mimo respondió encadenando una serie de señas que no pude comprender. El desconcierto que expresaban mis gestos llevó a Luján a oficiar de traductor.
—Nos vamos a la plaza así, mientras él trabaja, yo promociono “El Pasea Porros” entre los turistas… ¿Querés venir?

martes, 7 de mayo de 2013

Día 127 - La rehabilitación


Hoy me desperté cantando “Me haces tanto bien”, de Amistades Peligrosas. Hablando de amistades peligrosas, Samuel y Luján ya estaban despiertos y, sentados a la mesa, participaban de lo que a primera vista me pareció uno de los tantos juegos en los que malgastaban el tiempo: para cada palabra que decía Luján, Samuel debía encontrar un sinónimo. Si Luján decía la palabra “problemas”, Samuel pensaba durante unos segundos y contraponía la palabra “inconvenientes”; si el primero decía “palangana”, el segundo decía “fuentón”; si uno decía “papagayo”, el otro respondía con “loro”; “perro”, “can”; “ropa”, “indumentaria”; “piso”, “suelo”; “piano”, “teclado”; “papa”, “eh…”. Samuel pensó  durante unos segundos y preguntó:
—¿Vos te referís al tubérculo o al vicario de Cristo?
—No importa, ya respondiste ambos —le dijo Luján.

lunes, 6 de mayo de 2013

Día 126 - El Político Partido


Hoy me desperté cantando “Wish you were here”, de Pink Floyd. Mientras cantaba, fui corriendo hasta la computadora y pegué la letra de la canción en el traductor de Google. Quería saber qué decía, porque, por algún motivo, los pocos recuerdos que tengo junto a mi padre comenzaron a desfilar en mi cabeza. Ojalá estuvieras aquí, papaíto, para decirme si fue por culpa de este mimo de morondanga que nos abandonaste. Creo que percibe mis sospechas, porque desde que volvimos de la casa de mamá está muy callado… Sí, soy consciente de que nunca habla, pero me refiero a que ya ni siquiera gesticula, como si se sintiera culpable vaya uno a saber por qué.

domingo, 5 de mayo de 2013

Día 125 - Los domingos en familia

Hoy me desperté cantando “Mi vieja”, de Norberto “Pappo” Napolitano. Presumo que el dj en mi cabeza y yo no somos hijos de la misma madre. Después de desayunar le pregunté a mi primo Luján si podía amasar unos tallarines y preparar alguna salsa para llevar a lo de mi vieja.
—¿Cuántos comen? —me preguntó.
—“¿Cuántos comemos?” querrás decir —le respondí—. Somos nosotros cuatro y mi vieja.
Aceptó sin presentar objeciones. Desde que tuve el gesto de llamar a la falsa Lucrecia para que lo ayudara con la limpieza, su trato hacia mí volvió a ser el de antes. Ya no me mira con desprecio ni refunfuña cuando paso cerca de él, y de tanto en tanto me hace algún comentario casual nada más que para entablar una conversación.

sábado, 4 de mayo de 2013

Día 124 - Derrotero o las ausentes


Hoy me desperté cantando “Llueve sobre mojado”, de Fito Páez y Joaquín Sabina. Anoche Vicky y yo fuimos al teatro a ver la obra “Derrotero o las ausentes”. Entramos a la sala y nos hicieron subir al escenario, porque ahí estaban los asientos para el público. La escenografía simulaba un barco encallado en el que alguien vivía, aunque por el momento no había nadie en escena.
En lo que va del año, Vicky y yo habíamos ido al teatro en dos oportunidades, y en ambas ocasiones la ausencia del padre de alguno de los personajes había ocupado un lugar central. Esta vez, el título de la obra y la escenografía me invitaban a ilusionarme con la idea de que sería distinto. Sin embargo, a poco de haber aparecido los tres personajes femeninos que protagonizaban la obra, una de ellas dirigió la mirada a un cuadro que pendía de la pared y comenzó a hablarle ¡a su padre!

viernes, 3 de mayo de 2013

Día 123 - Hombre de una sola mujer


Hoy me desperté cantando “The show must go on”, de Queen. Mientras cantaba, pensaba que tal vez tendría que desentenderme por unos días de todo este asunto de la conspiración, porque por estar tan pendiente de Daniel Amoroso y el Lugar Especial, y por estar tan ocupado con los preparativos de la primera excursión oficial de nuestro proyecto turístico, había descuidado a Luján, que aún sufría las consecuencias de los días que había pasado como prisionero en el conventillo de Héctor “Bicicleta” Perales. Desde su regreso, no sólo se había ocupado de preparar todas y cada una de las comidas, sino que además se encargaba de mantener, en la medida de lo posible, el orden y la limpieza del monoambiente.
Con la intención de aliviar la carga de sus obligaciones, me contacté con la agencia de servicios de limpieza a domicilio y les pedí que enviaran a “Lucrecia”. Estábamos terminando de almorzar cuando sonó el timbre.

jueves, 2 de mayo de 2013

Día 122 - Daniel tolerante, Daniel Amoroso

Hoy me desperté cantando “Yo te avisé”, de Los Fabulosos Cadillacs. Anoche, debido a que era feriado, no hubo sesión del Grupo de Ayuda para Gente con Problemas Pelotudos. ¡Menos mal!, porque los nervios que me produjo nuestra primera excursión y el haber descubierto la identidad de la cara que invade mis sueños y mis pensamientos me dejaron sin fuerzas como para andar simulando que mi Problema Pelotudo me desborda. No sé si fue a causa del golpe que se dio en la cabeza cuando, abruptamente, clavé los frenos de la furgonetita Volkswagen o si fue, en cambio, una consecuencia de haber visto la cara de Daniel Amoroso; lo cierto es que Samuel perdió la capacidad del habla. Ya no pronuncia ni palabras que contengan la letra “p” ni palabras que no la contengan. Al igual que el mimo, se limita a comunicarse mediante gestos. Él es nuestro guía turístico y su mudez compromete el futuro de todo el proyecto.

miércoles, 1 de mayo de 2013

Día 121 - Un afiche Amoroso

Hoy me desperté cantando “Puto”, de Molotov. Cada vez que la canción decía “puto”, Samuel se acercaba a mí y me gritaba el insulto en la cara. Lejos de interpretarlo como algo personal, imaginé que el ímpetu y la convicción con la que se pronunciaba se debían al tiempo que había pasado sin pronunciar ninguna palabra que contuviera la letra “p”. Al concluir la canción, nos sentamos a disfrutar del desayuno que había preparado Luján. Estábamos nerviosos y un tanto impacientes, porque en unas horas tendríamos que llevar a cabo la primera excursión oficial de nuestro proyecto turístico “El Pasea Porros”.