Hoy me desperté cantando “Me haces tanto bien”, de
Amistades Peligrosas. Hablando de amistades peligrosas, Samuel y Luján ya
estaban despiertos y, sentados a la mesa, participaban de lo que a primera
vista me pareció uno de los tantos juegos en los que malgastaban el tiempo:
para cada palabra que decía Luján, Samuel debía encontrar un sinónimo. Si Luján
decía la palabra “problemas”, Samuel pensaba durante unos segundos y
contraponía la palabra “inconvenientes”; si el primero decía “palangana”, el
segundo decía “fuentón”; si uno decía “papagayo”, el otro respondía con “loro”;
“perro”, “can”; “ropa”, “indumentaria”; “piso”, “suelo”; “piano”, “teclado”; “papa”,
“eh…”. Samuel pensó durante unos
segundos y preguntó:
—¿Vos te referís al tubérculo o al vicario de Cristo?
—No importa, ya respondiste ambos —le dijo Luján.
Lejos de ser un juego, lo que estaban haciendo era un
ejercicio de rehabilitación para acelerar en Samuel el proceso de recuperación
del habla. Definitivamente, su Problema Pelotudo había vuelto a la normalidad y
sólo pronunciaba palabras que no contuvieran la letra “p”, y si bien mostraba
claros signos de mejoría, aún no hablaba con la fluidez y la lucidez habituales
en él. Cuando Luján dijo “paracaídas” no supo que responder y la frustración lo
conturbó de tal manera, que se puso de pie y, dando un portazo, se metió en el
baño. El mimo, que dormía en la bañera, salió de inmediato, confundido por la
irrupción de Samuel.
—Tal vez lo estoy presionando demasiado —me dijo
Luján.
—No, de ninguna manera —le dije—. Necesitamos que se
recupere cuanto antes. Nuestra primera excursión no resultó de la mejor manera
y lo necesitamos en la plenitud de sus capacidades para la próxima. No podemos
dejar ni un solo detalle librado al azar.
Cuando salió del baño, tratamos de darle ánimo y,
mientras Luján preparaba el almuerzo, el mimo —que procuraba representar con
mímicas palabras que contuvieran la letra “p” — y yo nos turnamos para que
Samuel siguiera ejercitando.
Dedicamos el día entero a esa pavada (sosería), y si
bien tengo cosas de las cuales ocuparme (encargarme), no puedo (tengo) más que
esperar (aguardar). Dos días me separan (distancian) del jueves y de mi reunión
con Daniel Amoroso. Mientras mis convivientes se distienden jugando al “Dígalo
con mímicas”, yo pienso (considero) que lo mejor será idear un plan (una estrategia)
que me permita (garantice) engañarlo y hacerle creer que soy el moderador de
uno de los Grupos (Conjuntos) de Ayuda mediante los cuales su organización
capta (atrae) a los potenciales (futuros) prosélitos (seguidores).
ResponderEliminarPregúntome patitiesa si parará de pasar Don Natalio por percances peligrosos.
Qué enigmático te has vuelto, Anó! Serán las Patytiesas una variante de la Patynesa? De ser así, prefiero no imaginar de dónde sacan la carne para prepararlas.
EliminarSaludos!
Respondiendo al Anónimo creo que Don Natalio continuará pasando por percances peligrosos, y mas cuando todavía no se ha enfrentado al meollo de la cuestión (el lider -jefe- de los Grupos de Ayuda. Aunque por el bien de Don Natalio, espero equivocarme.
ResponderEliminarSaludos.
Muchas gracias, Francisco. Confiemos en que todo va a salir bien. En definitiva, cuán malo puede ser un tipo cuyo apellido es "Amoroso"?
EliminarSaludos!
Cuan malo puede ser un tipo cuyo nombre es Amado
EliminarLo desconozco, Anó, pero un hombre malo puede ser amado. Ahora, si bien no es impósible, es menos probable que un hombre malo sea amoroso.
EliminarSaludos!
¡Qué lo parió (dio a luz)! Espero (aguardo) que este pibe (muchacho) Pablo (Samuel) se ponga (coloque) las pilas (baterias) y no ponga (meta) en peligro (riesgo) el plan (objetivo) del Pasea (Guía) Porros (Fasos)
ResponderEliminar¡Salud!
Esperemos que así sea, Fernando. Por ahora viene evolucionando bien.
EliminarSaludos!