Anoche Vicky, Samuel y yo fuimos al Lugar Especial.
Con la intención de que descubrieran lo que sucedía ahí, me había propuesto hacer
todo lo posible por impedir que tomaran las bebidas mediante las cuales nos
drogaban. Quería que llegaran conscientes al cuartito en el que nos lavaban la cabeza
y que comprobaran con sus propios ojos que lo que yo les había dicho unos días
atrás era totalmente cierto. Sin embargo, como todos llevábamos la misma
vestimenta, al poco tiempo de haber ingresado Samuel se separó de nosotros y ya
no pude encontrarlo. A Vicky la reconocía con facilidad, porque llevaba puestos
sus guantes de cocina.
Cuando le entregaron el primer vaso, me acerqué a ella,
hice de cuenta que me tropezaba, la choqué suavemente e hice que el vaso se le
cayera. En seguida le entregaron otro. Actuando con desesperación, se lo quité
de la mano y arrojé el contenido al piso. Hice lo mismo con los tres vasos
siguientes. Ignoro si me había reconocido, pero los pequeños agujeros a través
de los cuales podía ver sus ojos bastaron para que me diera cuenta de que había
comenzado a mirarme con desprecio. El temor a que me aplicara un nuevo cross de
derecha hizo que cambiara mi estrategia. En lugar de quitarle los vasos a ella,
recorrí la pista bailando como un lunático y me encargué de tumbarle la bandeja
a todas y cada una de las personas que repartían bebidas.
Media hora más tarde Vicky atravesaba el pasillo que
conducía al cuartito del lavado de cerebro. Yo caminaba detrás de ella, a
cuatro o cinco metros de distancia. Reconozco que debí haber actuado con mayor
prudencia. En definitiva, ya había conseguido que llegara hasta allí en estado
de sobriedad y podía quedarme en otro lado mientras ella descubría la verdad,
pero era tan grande la intriga que sentía por saber cuáles eran las imágenes
que utilizaban con ella, que no me detuve hasta llegar junto a la puerta y,
accionando el picaporte con sumo cuidado, traté de asomarme para ver qué estaba
sucediendo al otro lado.
Antes de que pudiera divisar el interior del cuartito,
un golpe seco a la altura de la nuca hizo que perdiera el conocimiento. No recuerdo
más nada, sólo que desperté en la parte trasera de mi furgonetita Volkswagen
cantando el tema de Rosario Flores.
Supuse que, para ese entonces, Vicky habría
descubierto las conexiones existentes entre Daniel Amoroso, el Grupo de Ayuda
para Gente con Problemas Pelotudos y el Lugar Especial y, deseoso por conocer
sus impresiones, fui a buscarla a su casa, pero, hablándome con total
naturalidad, su padre me dijo que no había regresado en toda la noche.
—Pero, ¿eso es normal? —le pregunté.
—Y… ya no tiene doce años, puede hacer lo que quiera —me
dijo antes de cerrar la puerta.
Fui hasta el monoambiente y lo desperté a Samuel para
preguntarle si la había visto. Me dijo que no recordaba nada de lo sucedido
durante la noche anterior, giró sobre su cuerpo y volvió a dormirse.
¿Le habrá pasado algo? ¿La habrán capturado por culpa
del escándalo que protagonicé en la puerta del cuartito? Quizá no fue culpa
mía; quizá no reaccionó de la mejor manera y la secuestraron. Sea cual sea el
motivo de su desaparición, debo encontrarla cuanto antes.
¿Qué habrá pasado con Vicky? Qué intriga! esperemos que no sea nada malo.Un saludo.
ResponderEliminarMuchas gracias, Lumy. Ojalá no le haya pasado nada.
EliminarSaludos!
Hm. Antes, desaparecía el primo Luján, de Luján, con la murga de Ituzaingó.
ResponderEliminarAhora Vicky con los del Grupo de Pelotudos.
Samuel que convulsiona con la Sarli y Don Natalio con Cage (que no quiere decir otra cosa que jaula).
Y guarda, no sea que con todo este embrollo termines en cana.
Muchas gracias, Fernando, sobre todo por la traducción del apellido de mi ídolo, el primerísimo actor, Nicolás Jaula.
EliminarSaludos!
Tengo miedo por Vicki y por Ud. Don Natalio, si menospreciar a Samuel, tenga cuidado, si necesita un habeas corpus, cuente conmigo, saludos
ResponderEliminarMuchas gracias, Anó. No sé lo que es un habeas corpus, pero si te parece que me puede servir, mandameló o decime por dónde puedo pasar a buscarlo.
EliminarSaludos!