viernes, 11 de enero de 2013

Día 11 - Me voy de compras



Hoy me desperté cantando “Auto Rojo”, de Vilma Palma e Vampiros. Me asusta confesarlo, pero creo que me siento bien. Es mi cuarto día de “licencia especial” y tengo la impresión de que, poco a poco, las cosas van encarrilándose. A cada rato me acuerdo de Vicky, la loca de los guantes de cocina que conocí en el Grupo de Ayuda para Gente con Problemas Pelotudos. Aprovechando la música de fondo, nos imaginé viajando en un auto rojo descapotable. Es la primera vez que coprotagonizo un videoclip imaginario. Ella manejaba, supongo que para justificar los guantes o porque mi imaginación es consciente de que no tengo carnet, y yo iba de acompañante, meneando la cabeza al ritmo de la música y siguiendo la letra con los labios. Pensando en ella se me ocurrieron algunas frases que podría decirle la próxima vez que la vea. “Vicky, mi corazón es caliente como una asadera en la que se fríen cuatro milanesas y sólo vos, con tus guantes de cocina chamuscados, podrías sacarlo del horno del olvido sin quemarte las manos”. Tal vez todavía pueda hacerle unos retoques, pero estoy seguro de que con esa la enloquezco.
Entre los cambios que estoy experimentando, siempre dejando de lado las mutaciones de mi culo aerostático, siento la necesidad de emprolijarme un poco: cortarme el pelo y afeitarme más seguido, comprar buena pilcha, etc. Limpiar el departamento no. Decidí que voy a contratar a alguien para que venga un día y haga la limpieza inicial. Después me va a ser más sencillo mantenerlo. Pero de eso me ocuparé mañana. Hoy me voy de compras.
Decidí empezar en un shopping. Sé que los precios que manejan no son accesibles para mí, pero tengo planeado ver qué ropa me gusta e ir después a buscar modelos parecidos en el Once o en esos locales que importan ropa de La Salada. Creo que lo mejor del shopping es el aire acondicionado. La mayor parte de la gente que entra ahí en verano lo hace para refrescarse, pero los hijos de puta lo saben y alguna cosa te terminan vendiendo. ¡Que nadie se vaya con las manos vacías!
En mi caso, el lugar tiene un poder hipnótico o estupidizante. Sin importar qué sea lo que esté buscando, termino dando vueltas y vueltas sin siquiera mirar las vidrieras, caminando con la vista perdida y la boca entreabierta. Esta vez, de alguna forma, me las arreglé para zafar de la hipnosis y entré a un local de ropa masculina en el que me recibió una chica que masticaba chicle de forma exagerada.
—¿En qué te puedo ayudar? —me preguntó. Su voz sonaba como el resfrío de un timbre musical.
—Estoy buscando ropa —le dije, y empecé a mirar.
La Masca Chicle me seguía de cerca y cada vez que yo le hacía una pregunta relacionada con alguna prenda ella miraba a la chica que estaba en el mostrador y, con su voz de timbre resfriado, le gritaba: “¡Laura!, ¿tenemos ésta en depósito pero en color verde?”, “¡Laura!, ¿nos queda de este pantalón, pero de tiro bajo?”, “¡Laura!, ¿éste modelo entra en la liquidación?” A mí me daban ganas de darme vuelta en dirección al mostrador y gritar: “¡Laura!, ¿tenemos en depósito alguna vendedora que tenga algo de idea?”, pero me la aguanté. Finalmente, tras buscar y buscar, di con un pantalón que quise probarme. Se lo pedí en talle 42.
—¿Es para vos, gordi? —me preguntó, mirándome de arriba abajo y haciendo especial foco en la zona del culo.
—Sí —le respondí, un tanto avergonzado.
La turra me lo trajo en talle 48. Fui hasta el probador puteándola en silencio, dispuesto a ponérmelo y a echarle en cara que me quedaba grande, pero no fue así. La parte de las piernas pasó bien, y hasta me quedaba un poco holgada, pero cuando llegué a la zona de los glúteos no lo pude subir. Me esforcé y me esforcé, pero si bien es fácil meter un poco de panza, ¿cómo carajo se hace para meter el culo para adentro? Me di por vencido, volví a ponerme mi viejo pantalón ¡talle 42!, que me entra porque debe haber vivido todo el proceso de deformación conmigo, salí del probador, le devolví el pantalón a la Turra Masca Chicle y, para salvar las ropas, le dije: “No me gustó, me queda un poco grande”, y me fui del shopping sabiendo que, hasta que no corrija esta deformidad a la altura del ecuador, no voy a conseguir nada que me entre.
Como a un homosexual en una convención de pistoleros, como a un pacifista en la casa de Aldo Rico, como a un hombre honesto en la Facultad de Derecho o a un hombre limpio en la de Filosofía y Letras, la moda me discrimina. ¿Habrá en la ciudad una tienda masculina que venda pantalones elásticos como los de las embarazadas o tendré que resignarme a la idea de volver al gimnasio?

10 comentarios:

  1. calzas natalio! y santo remedio!... eso si... son me cago en la elegancia style

    ResponderEliminar
  2. Muchas gracias por el consejo. Si me dejara guiar por la lógica: estoy intentando salir con una mujer que usa guantes de cocina, no tendría por qué molestarle que yo use calzas... Pero la lógica no me ha dado muy buenos resultados en mis relaciones anteriores, así que por ahora prefiero no arriesgar. Saludos!

    ResponderEliminar
  3. muy buena la descripcion de "la masca chicles" y todos sus gritos a Laura. Es toda una excursion el tema del shopping y el enfrentamiento con las vendedoras...Esta bueno que alguien te estimule a querer verte mejor, aunque calce 2 guantes de goma!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias, Sole. Me gusta tu forma de ver las cosas. Si algún día se termina mi relación con mi terapeuta amigo, te voy a tener en cuenta para enfrentar mis problemas de autoestima. Respecto a los guantes de Vicky, no son los de goma, sino esos que se usan para sacar las cosas del horno.
      Saludos!

      Eliminar
  4. ¡Laura! ¿Tenemos en bodega algo para la crisis de los 30? o por lo menos ¿unos guantes que convinen con un pantalón elástico para embarazada [yo uso uno con elástico también]? hahaha, muy buena, ya te veo en el shopping xD
    Un saludo!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias, Mawar. Por cuestiones relacionadas con el devenir de los días y la metamorfosis sufrida por mi cuerpo, me están sobrando varios pantalones. Si estás interesada, puedo vendértolos por un precio más que razonable.
      Saludos!

      Eliminar