Hoy me desperté cantando “Auto Rojo”, de Vilma Palma e
Vampiros. Me asusta confesarlo, pero creo que me siento bien. Es mi cuarto día
de “licencia especial” y tengo la impresión de que, poco a poco, las cosas van
encarrilándose. A cada rato me acuerdo de Vicky, la loca de los guantes de
cocina que conocí en el Grupo de Ayuda para Gente con Problemas Pelotudos. Aprovechando
la música de fondo, nos imaginé viajando en un auto rojo descapotable. Es la
primera vez que coprotagonizo un videoclip imaginario. Ella manejaba, supongo
que para justificar los guantes o porque mi imaginación es consciente de que no
tengo carnet, y yo iba de acompañante, meneando la cabeza al ritmo de la música
y siguiendo la letra con los labios. Pensando en ella se me ocurrieron algunas
frases que podría decirle la próxima vez que la vea. “Vicky, mi corazón es
caliente como una asadera en la que se fríen cuatro milanesas y sólo vos, con
tus guantes de cocina chamuscados, podrías sacarlo del horno del olvido sin
quemarte las manos”. Tal vez todavía pueda hacerle unos retoques, pero estoy
seguro de que con esa la enloquezco.
Entre los cambios que estoy experimentando, siempre dejando
de lado las mutaciones de mi culo aerostático, siento la necesidad de
emprolijarme un poco: cortarme el pelo y afeitarme más seguido, comprar buena
pilcha, etc. Limpiar el departamento no. Decidí que voy a contratar a alguien
para que venga un día y haga la limpieza inicial. Después me va a ser más sencillo
mantenerlo. Pero de eso me ocuparé mañana. Hoy me voy de compras.
Decidí empezar en un shopping. Sé que los precios que
manejan no son accesibles para mí, pero tengo planeado ver qué ropa me gusta e
ir después a buscar modelos parecidos en el Once o en esos locales que importan
ropa de La Salada. Creo que lo mejor del shopping es el aire acondicionado. La
mayor parte de la gente que entra ahí en verano lo hace para refrescarse, pero
los hijos de puta lo saben y alguna cosa te terminan vendiendo. ¡Que nadie se
vaya con las manos vacías!
En mi caso, el lugar tiene un poder hipnótico o
estupidizante. Sin importar qué sea lo que esté buscando, termino dando vueltas
y vueltas sin siquiera mirar las vidrieras, caminando con la vista perdida y la
boca entreabierta. Esta vez, de alguna forma, me las arreglé para zafar de la
hipnosis y entré a un local de ropa masculina en el que me recibió una chica
que masticaba chicle de forma exagerada.
—¿En qué te puedo ayudar? —me preguntó. Su voz sonaba como el
resfrío de un timbre musical.
—Estoy buscando ropa —le dije, y empecé a mirar.
La Masca Chicle me seguía de cerca y cada vez que yo le
hacía una pregunta relacionada con alguna prenda ella miraba a la chica que
estaba en el mostrador y, con su voz de timbre resfriado, le gritaba: “¡Laura!,
¿tenemos ésta en depósito pero en color verde?”, “¡Laura!, ¿nos queda de este
pantalón, pero de tiro bajo?”, “¡Laura!, ¿éste modelo entra en la liquidación?”
A mí me daban ganas de darme vuelta en dirección al mostrador y gritar: “¡Laura!,
¿tenemos en depósito alguna vendedora que tenga algo de idea?”, pero me la
aguanté. Finalmente, tras buscar y buscar, di con un pantalón que quise
probarme. Se lo pedí en talle 42.
—¿Es para vos, gordi? —me preguntó, mirándome de arriba
abajo y haciendo especial foco en la zona del culo.
—Sí —le respondí, un tanto avergonzado.
La turra me lo trajo en talle 48. Fui hasta el probador puteándola
en silencio, dispuesto a ponérmelo y a echarle en cara que me quedaba grande,
pero no fue así. La parte de las piernas pasó bien, y hasta me quedaba un poco holgada,
pero cuando llegué a la zona de los glúteos no lo pude subir. Me esforcé y me
esforcé, pero si bien es fácil meter un poco de panza, ¿cómo carajo se hace
para meter el culo para adentro? Me di por vencido, volví a ponerme mi viejo
pantalón ¡talle 42!, que me entra porque debe haber vivido todo el proceso de
deformación conmigo, salí del probador, le devolví el pantalón a la Turra Masca
Chicle y, para salvar las ropas, le dije: “No me gustó, me queda un poco grande”,
y me fui del shopping sabiendo que, hasta que no corrija esta deformidad a la
altura del ecuador, no voy a conseguir nada que me entre.
Como a un homosexual en una convención de pistoleros, como a
un pacifista en la casa de Aldo Rico, como a un hombre honesto en la Facultad
de Derecho o a un hombre limpio en la de Filosofía y Letras, la moda me
discrimina. ¿Habrá en la ciudad una tienda masculina que venda pantalones
elásticos como los de las embarazadas o tendré que resignarme a la idea de
volver al gimnasio?
calzas natalio! y santo remedio!... eso si... son me cago en la elegancia style
ResponderEliminarMuchas gracias por el consejo. Si me dejara guiar por la lógica: estoy intentando salir con una mujer que usa guantes de cocina, no tendría por qué molestarle que yo use calzas... Pero la lógica no me ha dado muy buenos resultados en mis relaciones anteriores, así que por ahora prefiero no arriesgar. Saludos!
ResponderEliminarque lindo escribis...un abrazo ;)
ResponderEliminarMuchas gracias, Miguel Angel. Saludos!
Eliminarjajaja, me haces reir!
ResponderEliminarMuchas gracias, Celi(na?). Saludos!
Eliminarmuy buena la descripcion de "la masca chicles" y todos sus gritos a Laura. Es toda una excursion el tema del shopping y el enfrentamiento con las vendedoras...Esta bueno que alguien te estimule a querer verte mejor, aunque calce 2 guantes de goma!
ResponderEliminarMuchas gracias, Sole. Me gusta tu forma de ver las cosas. Si algún día se termina mi relación con mi terapeuta amigo, te voy a tener en cuenta para enfrentar mis problemas de autoestima. Respecto a los guantes de Vicky, no son los de goma, sino esos que se usan para sacar las cosas del horno.
EliminarSaludos!
¡Laura! ¿Tenemos en bodega algo para la crisis de los 30? o por lo menos ¿unos guantes que convinen con un pantalón elástico para embarazada [yo uso uno con elástico también]? hahaha, muy buena, ya te veo en el shopping xD
ResponderEliminarUn saludo!
Muchas gracias, Mawar. Por cuestiones relacionadas con el devenir de los días y la metamorfosis sufrida por mi cuerpo, me están sobrando varios pantalones. Si estás interesada, puedo vendértolos por un precio más que razonable.
EliminarSaludos!