domingo, 15 de diciembre de 2013

Día 349 - Hoy es domingo

Hoy me desperté cantando “Rock”, de Kapanga. Ayer, por decisión unánime de los cinco miembros del jurado de notables, fui declarado campeón de la primera edición del concurso Mis Cola RIF, organizado y patrocinado por la carnicería de Rubén Ignacio Fasulo. A modo de celebración ―no sólo por mi triunfo, sino porque además habíamos reunido el dinero necesario para pagar la fianza de mi primo Luján, de Luján―, cenamos las hamburguesas y los chorizos con los que había confeccionado el traje de baño con el que realicé la pasada consagratoria.
Esta mañana, a primera hora, partimos en la furgonetita Volkswagen rumbo al penal en el que tenían guardado a mi primo. Tuvimos que esperar más de una hora para que nos abrieran el portón y otras dos horas para que uno de los guardias se dignara a atendernos.

―Hoy no es día de visitas ―nos dijo y volvió a irse por donde había aparecido sin darnos oportunidad de explicarle cuál era el motivo de nuestra presencia.
A los pocos minutos, regresó y, tras comprobar que permanecíamos ahí, volvió a marcharse para luego regresar y entregarnos una lista en la que figuraban los precios de las visitas fuera de lugar de acuerdo al lapso durante el cual quisiéramos ver a Luján. Costaban cien pesos los diez minutos, quinientos los quince, mil los veinte, dos mil la media hora, tres mil los cuarenta y cinco minutos, cuatro mil la hora y cinco mil la visita conyugal.
―¿Cuánto están dispuestos a pagar? ―nos preguntó el guardia luego de que nosotros le hubiéramos echado un vistazo a la lista de precios.
Samuel me miró a los ojos buscando algún tipo de aprobación vaya uno a saber para qué clase de idea. Me hice el desentendido y le expliqué al guardia que en realidad estábamos ahí para pagar la fianza y llevarnos a Luján con nosotros.
―Hoy es domingo ―nos dijo.
―Sí, ya sabemos ―le respondió Samuel.
―¿Y entonces? ¿Qué hacen por acá?
―Como acabo de explicarle, señor oficial ―le dije―, venimos con intención de pagar la fianza de uno de sus prisioneros, para que lo liberen y volver con él a casa.
―Hoy es domingo ―repitió el oficial.
―¡Sí, ya nos dijo que es domingo! ―dijo Samuel, que comenzaba a perder la calma― ¿Será mucho solicitar que nos cobre la fianza y nos traiga a Luján?
―Negativo ―dijo el oficial.
―¿Por qué? ―le pregunté.
―Porque es domingo y la salida bajo fianza sólo puede ser tramitada en días hábiles.
Ya en la furgonetita, de regreso a casa, Samuel me atacó e intentó quitarme los cinco mil pesos. Haciendo un gran esfuerzo, me detuve en la banquina, me lo quité de encima, lo inmovilicé y lo retuve hasta que estuvo tranquilo. Entonces me pidió disculpas, me confesó que no aguantaba más, que no veía la hora de reencontrarse con Luján y que había pensado en quitarme el dinero, saltar del vehículo y regresar al penal para pagar lo que fuera necesario para pasar un rato con mi primo.

―Tranquilo ―le dije yo―, mañana volvemos y lo sacamos. Es un día nada más. Hay que armarse de paciencia.

3 comentarios:

  1. Bueno, es fácil hablar con el diario del lunes en la mano, pero estaba visto que esto iba a terminar para el culo.

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    1. El diario del lunes... terminar para el culo... No me quiero imaginar desde dónde nos estarás hablando, Fernando.
      Saludos!

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  2. Hacés bien en no imaginar, Don Natalio, el diario lo estoy leyendo en el celular, y no hay más papel....

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