jueves, 19 de septiembre de 2013

Día 262 - Predicar con el ejemplo

Hoy me desperté cantando “Mi destino es llegar tarde”, de Mari Trini. La puerta de la habitación de mi padre estaba cerrada y él no estaba en ningún otro ambiente de la casa por lo que supuse que la siesta que había dormido el día anterior le habría impedido dormirse temprano y que ese sería el motivo por el que todavía no se había levantado. Sobre la mesa de la cocina había un plato de arroz con salsa rosa y un vaso con agua. Comprendí que debía almorzar solo y así lo hice. Después de lavar el plato, el vaso y la cuchara, fui a la sala y me senté sobre mi almohadón. Quise aprovechar la soledad para meditar y pensar en la sabiduría a la que mi viejo me había dado acceso. Fue tal el grado de concentración que alcancé, que pude oír risas, murmullos y quejidos provenientes, suponía yo, de una realidad paralela.
No sabía si habían transcurrido dos horas o diez minutos cuando mi padre abandonó su habitación metido en una bata, volvió a cerrar la puerta y se sentó en su almohadón.
—¿Por qué te demoraste tanto? —le pregunté.

—¿Estás preparado para oír el Mandamiento de hoy? —preguntó él.
Asentí con la cabeza.
—Llegarás a todos lados tarde —me dijo.
—¿Por qué? —le pregunté— Las pocas veces que la hice esperar a Vicky me metí en unos líos bárbaros. ¿Cómo puedo aspirar a formar una pareja duradera si voy a ser, por definición, un tipo siempre impuntual?
—Ahí está tu error, Natalio. La hiciste esperar pocas veces. Vos tenés que llegar tarde siempre, porque así como tenés el gen del arte corriendo por tu sangre, también tenés el gen de la impuntualidad. Si vos te esforzás por llegar temprano, en primer lugar estás yendo contra tu naturaleza y, en segundo lugar, estás engañando a la gente. Es mejor que te conozcan sabiendo que sos impuntual y que te acepten así. Vos vas a ser más feliz. Los demás van a saber a qué atenerse.
—Y vos llegaste tarde hoy para predicar con el ejemplo, ¿no?
—Es una linda forma de verlo —me dijo—, pero ya sos grande y no quiero tener secretos con vos. Natalio, hoy llegué un poco tarde porque estaba teniendo relaciones con una mujer.
En ese preciso momento mi vieja salió de la habitación de mi viejo acomodándose las ropas, pasó entre nosotros tratando de cubrirse la cara con una cartera diminuta, caminó hasta la puerta y se fue.
Eso quería decir que los quejidos, las risas y los murmullos que había oído unos minutos antes no provenían de un universo paralelo, sino de la habitación de al lado.
—¿Pero cómo? Creí que estábamos en un retiro espiritual para un padre y su hijo. ¿Qué hacía ella acá?

—Exactamente, Natalio, vos mismo lo dijiste. Esto es un retiro espiritual, no un retiro físico, y yo puedo jurarte que, por respeto a vos, tu madre y yo acordamos no conectar espiritualmente mientras dure el retiro. Tuvimos una conexión estrictamente física. Tres conexiones en realidad, pero para el caso es lo mismo. No es la cantidad conectiva lo que nos compete, sino la calidad.

4 comentarios:

  1. Son de terror, personage Natalio peep tul Vicki Es un poco chanta, saludos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Lo mismo digo, Anó. Es una situación sumamente peep tul... (¿?)
      Saludos!

      Eliminar
  2. Jajaja! se me corre el idioma, horror!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Ah! ¡Qué lástima! Me había gustado la expresión "peep tul".
      Saludos!

      Eliminar