Hoy
me desperté cantando “Heroína”, de Sumo. Anoche, luego de haber dedicado varias horas a
repartir brownies adulterados entre los turistas que visitaban Plaza Francia,
llevé al mimo y a Luján al monoambiente en el que estamos viviendo y me fui, junto
a Vicky y a Samuel, rumbo al Lugar Especial. Estacioné cerca del boliche “Amérika”,
nos pusimos la túnica y la capucha blancas e ingresamos. Tal como me lo había
propuesto, no probé ni un solo trago de las bebidas que ofrecían las mozas del
lugar y, haciendo de cuenta que me habían drogado, aguardé el momento oportuno
para visitar el cuartito ubicado detrás de la puerta al confín del pasillo.
No habían pasado las tres de la mañana cuando, harto
de esperar, avancé a través del pasillo oscuro golpeando, alternativamente, las
paredes con mis hombros. Iba de un lado a otro, como si me costara mantenerme en
pie. Una vez dentro del cuartito, dos hombres fornidos me sujetaron a una silla
y, al mejor estilo “La Naranja Mecánica”, me inmovilizaron la cabeza y me
colocaron pinzas destinadas a mantener mis ojos abiertos y mirando en dirección
a una pantalla blanca colgada sobre una de las cuatro paredes. A los pocos
segundos comenzó una proyección en la que se sucedieron distintas escenas de
películas de Nicolas Cage. No comprendía para qué querrían atarme para ver a mi
actor preferido, si hubiera accedido a hacerlo por propia voluntad, hasta que
detecté que entre una escena y otra habían intercalado, por un lapso inferior
al segundo, una foto del rostro que había invadido mis sueños y mis
pensamientos tras mi primera visita al Lugar Especial. A un costado del rostro
había una leyenda que, por falta de tiempo, no llegaba a leer.
A pesar de que no había consumido las bebidas
gratuitas a través de las cuales nos metían todo tipo de drogas, salí de ahí
considerablemente mareado. La sucesión frenética de imágenes y la imposibilidad
de cerrar los ojos habían terminado por producirme un efecto que era similar al
de los narcóticos. De pronto me sentía perdido y no sabía hacia dónde quería
ir. En busca de algo de aire, salí a la calle y apunté el rostro en dirección
al cielo para que la lluvia me limpiara. Después caminé como y me eché a dormir
sobre uno de los asientos de la parte trasera de la furgonetita. Como no podía
ser de otra manera, soñé una y otra y otra vez con el rostro del afiche que, a
modo de mensaje subliminal, habían intercalado entre las escenas de películas
de Nicola Cage.
Desperté cerca del mediodía, con la túnica humedecida
y la capucha en una de mis manos, cantando “Heroína” y repitiendo, después, el
adjetivo “amoroso”. Tras un breve análisis de lo acontecido, llegué a la
conclusión de que cuanto más averiguo, menos es lo que comprendo. Al parecer,
en el boliche Amérika de la ciudad de Buenos Aires funciona una organización
clandestina cuyo objetivo es llevar a cabo el lavado de cabezas más grande de
la historia del país. Su modus operandi consiste en drogar a las personas y
forzarlas a ver escenas de películas de Nicolás Cage entre las cuales
intercalan imágenes subliminales. El objetivo: instalar en la mente de los
ciudadanos un rostro (que, aunque me resulta sumamente familiar, no llego a
identificar) y un mensaje (que no tuve tiempo de leer).
Ahora ¿qué hago? No estoy preparado para enfrentarme
solo a toda una organización. Tampoco creo que sea conveniente seguir
investigando. Puede ser peligroso. Podría olvidar el asunto y hacer de cuenta
que aquí no ha pasado nada, pero antes tendría que liberar de esto a Vicky, a
Samuel y a los demás Pelotudos.
Qué cosa más extraña Don Natalio, no se qué tan tranquilo podrías quedar si dejaras las cosas sin resolver.
ResponderEliminarPor fin pude ponerme al día con el blog, todas las entradas han estado muy buenas! Saludos!
Muchas gracias, Orlando, por el consejo. Veré qué puedo hacer.
EliminarSaludos!
"Y no lo creo porque, por definición, el ser humano está dotado de libre albedrio, y puede elegir entre el bien y el mal. Si sólo puede actuar bien o sólo puede actuar mal, no será más que una naranja mecánica, lo que queire decir que en apariencia será un hermoso organismo con color y jugo, pero de hecho no será más que un juguete mecánico al que Dios o el Diablo (o el Todopoderoso Estado, ya que está sustituyéndolos a los dos), le darán cuerda Es tan inhumano ser totalmente bueno como totalmente malvado"
EliminarBurgess, Anthony; "La naranja mecánica"; Minotauro; 2002, Barcelona; Pág. xi
Muchas gracias, Fernando, por la cita. No sabía que habían hecho el libro de la película. ¡Qué idea poco comercial!
EliminarSaludos!
Sí, Don Natalio. Aunque no lo creas, hay cada uno que tiene cada ocurrencia....
EliminarCon "El Nombre de la Rosa" hicieron lo mismo. Jaja. Ahora falta que a algún iluminado se le dé por escribir el libro de "Harry Potter" o "El Señor de los Anillos". Por favor!
EliminarSaludos!
Si seguimos así, no faltará quien quiera escribir una novela de 500 páginas sobre "Tren llegando a la estación".
Eliminardon natalio, no sabía de su afición a los film del grandísimo Nicolas, nosotros somos un grupo de fanáticos que nos reunimos todos los lunes, jueves y martes por medio en el viejo cine atlas a disfrutar de las geniales piezas del primer actor de Hollywood, de haber sabido antes lo hubiésemos invitado con anterioridad. Para el día de hoy tenemos la sala llena, pero el día jueves si quiere le reservamos una butaca para ver la proyección de "Infierno al Volantes", quizás la mejor película del gran Nicolas. Lo esperamos a las 23:37hs puntual.
ResponderEliminarMuchas gracias, Anó. Por cuestiones lógicas, cualquier iniciativa que tenga que ver con Nicolas me resulta sospechosa. De todos modos, la película que proyectarán el jueves es tan buena, que es probable que vaya de todas maneras. ¿Algún día el mundo del cine reconocerá como corresponde el talento expresivo del gran Nicolas Cage? Es algo que me pregunto todo el tiempo.
EliminarSaludos!